Los ladridos de las mascotas de una jubilada de 73 años, la despertaron. Había un desconocido en su propiedad. El ladrón forcejeó con la víctima y luego se trenzó en lucha con la hija de la dueña de casa, quien intentó defenderla. La docente sufrió un corte en un brazo y golpes en distintas partes del cuerpo.
Días atrás, los vecinos del barrio Rivadavia comenzaron a vivir en alerta permanente, luego de que un comerciante de apellido Ruiz, de 72 años, fuera sorprendido en su habitación por un ladrón. El desconocido lo agredió y le “partió” la cabeza con un elemento contundente. Luego escapó, dejando abandonada una zapatilla tras saltar la tapia perimetral.
Luego de tres días, el ladrón decidió volver a atacar. Decidido a llevarse algún botín, ingresó a una vivienda lindante a la propiedad de Ruiz. Pero en la oportunidad, el blanco fue Navarrete, la jubilada de 73 años. La mujer estaba durmiendo, cuando se despertó por los ladridos de sus perros y ruidos extraños que provenían del patio. Salió a ver qué pasaba y encontró a un sujeto tratando de sustraer bienes. Al verse descubierto por Navarrete, el delincuente se abalanzó sobre ella y le tapó la boca. Se produjo un forcejeo entre la víctima y el sospechoso, por lo que la jubilada sufrió una lesión en el tobillo derecho.
Los gritos de auxilio de Navarrete fueron escuchados por su hija de 40 años, quien salió a auxiliarla. La docente decidió enfrentar al delincuente, tratando de defender a su madre. De inmediato tomó un palo, con el que le propinó un golpe al sospechoso. El desconocido reaccionó de manera agresiva. El delincuente tomó un cuchillo que estaba en la mesa y sin mediar palabras se trenzó en lucha con la maestra. Le produjo un corte en el antebrazo izquierdo y luego le propinó golpes en la zona de la cintura y en el brazo derecho, donde sufrió lesiones. Tras el ataque, el malviviente se dio a la fuga con rumbo desconocido.