Muchos poetas y músicos argentinos han dicho incontables veces que el ritmo de la chacarera “cruza fronteras” y muchos músicos santiagueños, entre otros de la región norteña del país han sido el fiel ejemplo de ello porque han sido abanderados de esta melodía como estandarte en el mundo.
Con giras por todo el mundo, incluso en lugares donde no se esperaba que se llegue a tener altos niveles de repercusión. No importa el tiempo, la chacarera universaliza y la mística de Santiago del Estero atrapa a cualquiera, sea del lugar que fuera.
Y de esto, y mucho más, nos habla la película La Estrella Azul, dirigida por Javier Macipe Costa y que cuenta con un elenco conformado por Pepe Lorente, y los santiagueños Saúl Belindo “Cuti” Carabajal, Mariela Carabajal y muchos más integrantes de este linaje mundialmente reconocido, y otros actores y santiagueños que participaron de este proyecto que se realizó durante 2022 y vio la luz de las salas de cine en Santiago hace unos pocos días atrás.
Para destacar en este análisis, me gustaría hablarles de tres elementos que me parecen están muy marcados y que son parte clave de la película: primero, el misticismo planteado en la ambientación de los escenarios y la narrativa; segundo, la música como guía en un mensaje que no tiene idioma ni cultura, es humano: el amor; y tercero, la deconstrucción de la narrativa audiovisual que nos regala giros rotundos del argumento.
Mística y narrativa
La ambientación en una producción audiovisual es parte de lo que se define como Dirección de Arte, y tiene que ver con el escenario (natural o artificial) que se elige, hasta el vestuario y la utilería, es decir los elementos que se van a utilizar en las escenas y en todo el rodaje. En este caso, está planteada como una obra pictórica, casi, generando un ambiente con una telúrica particular y misteriosa.
Música
Otro elemento del lenguaje audiovisual en un proyecto, es la musicalización. Y en este caso, la selección de las canciones que acompañan el relato son claves y cautivan sin dudas.
Deconstrucción
Este es el último elemento, tiene un carácter muy semiótico.
Porque es el simbolismo de una historia dramática que usa elementos como la cámara subjetiva, el “detrás de escena”, el casting, el falso documental y la mezcla de los dos universos: la ficción y la no ficción. Estableciendo un puente de surrealismo.