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| 01/10/2023Bulimia y anorexia, un problema al que se debe prestar especial atención en los chicos
Son trastornos alimenticios frecuentes y preocupantes entre la población joven.

La insólita búsqueda por tener un “cuerpo perfecto”, una mejor figura, “quedar bien ante los demás” o bien, evitar ser el blanco de la discriminación por parte de alguna parte de la sociedad, hace que muchas personas jóvenes descuiden sus hábitos alimentarios y caigan en dos trastornos que pueden terminar de la peor manera, si es que no se “toman cartas en el asunto”: se trata de la bulimia y la anorexia.
El asunto es que ambos trastornos alimenticios son muy frecuentes y preocupantes entre la población joven, y su llegada puede estar representada por diversos factores que parecen estar atados a los particulares momentos que vive la humanidad.
Por eso, desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) informaron que, si bien no se cuenta con estadísticas concretas para exponer, sí existen diversas encuestas auto administradas en las escuelas que confirmaron una prevalencia de patologías como Bulimia Nerviosa (BN) y/o Anorexia Nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes, de las que presentan algún grado de disconfort previo en su imagen corporal que impacta en sus conductas referidas a la alimentación, situación que enciende las alertas tantos en las escuelas como en los hogares.
Opinión destacada
Con respecto a este tema de suma importancia no solo para los chicos, sino también para sus padres o tutores, es que la doctora Alejandra Ariovich (M.N. 105.160 y especialista en Salud Integral en Adolescencia) relató que “si tomamos el rango que va de los 10 a los 24 años, segmento en el que históricamente se registra una prevalencia en mujeres del 1% para anorexia y del 3% para bulimia, notamos que la situación producida por la pandemia, principalmente la cuarentena con etapas prolongadas de restricciones en la circulación y de aislamiento social, han repercutido en los comportamientos y en el acceso al sistema de salud en estadíos iniciales de presentación, sobre todo en aquellos jóvenes más vulnerables”.
Un punto importante a tener en cuenta es que los trastornos de la conducta alimentaria se definen como una alteración en la forma de alimentarse que impacta en la salud física y psicosocial de las personas, y dentro de esta definición se incluyen múltiples entidades, donde la Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa constituyen las formas más conocidas en la población, presentándose en una relación de 4 o 5 mujeres por cada varón, cifras alarmantes entre la población femenina.
Diferencia entre ambas
Ahora bien, para diferenciar una distorsión de otra, la facultativa sostuvo que “la anorexia se caracteriza clínicamente por el déficit nutricional producido por una restricción en la ingesta de alimentos, con miedo intenso a la ganancia de peso y una alteración manifiesta de la imagen corporal. Mientras que la bulimia se presenta con atracones reiterados asociados a mecanismos compensatorios como purgas o ayunos prolongados, mantenidos en el tiempo, siempre con una alteración en la autopercepción de la imagen corporal. Ambas entidades se producen con una amplia variabilidad clínica que no se ajusta estrictamente a las definiciones establecidas”.
Generalmente un ítem clave que no debe ser dejado a la suerte, es que ambas alteraciones suelen estar acompañadas de “situaciones estéticas”, entre otros aspectos. Respecto a este trascendental tema, la especialista resaltó que “para que se produzca un trastorno en la alimentación deben confluir múltiples factores. El imaginario social de belleza, junto con alteraciones en los vínculos familiares y una predisposición del aparato psíquico propio de la persona constituyen una tríada esencial para que el cuadro se desarrolle. El antecedente familiar de enfermedades mentales, historia de consumos, los vínculos violentos, pérdidas por fallecimiento o abandono, el crecimiento puberal acelerado o enfermedades mentales previas son algunos de los factores de riesgo conocidos para el desarrollo de estas entidades”.
Alerta en la familia
Por otra parte, algo que suele “prender la alarma” de familiares y amigos de alguien que padece esta alarmante situación, es que la duración en el tiempo de los trastornos de la conducta alimentaria sin su atención oportuna producirá mayor daño físico, psíquico y social, dificultando el abordaje adecuado y por supuesto, trayendo futuros problemas que podrían desembocar de mala manera si no se les presta atención.
Por eso, la identificación precoz de estas patologías requiere la participación de toda la comunidad, además de pedir a los medios de comunicación que hagan visible estos tipos de hechos que son parte de nuestra sociedad.