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El País #RevoluciónFederal

Jonathan Morel reconoció que amenazó con prender fuego a dos legisladoras

El dirigente del grupo ultraviolento intentó mostrarse arrepentido al ser indagado por el juez Marcelo Martínez de Giorgi por las amenazas contra Claudia Neira, Maia Daer, Jorge Ferraresi, Víctor Hugo Morales y Victoria Donda. Además, buscó correrse del rol de cabecilla de la organización que reclama "bala para el kirchnerismo".

Jonathan Morel reconoció ante el juez Marcelo Martínez de Giorgi que fue él quien les gritó a las legisladoras porteñas Claudia Neira y Maia Daer que las iban a prender fuego mientras las dos representantes del Frente de Todos intentaban ingresar a la Casa Rosada y eran asediadas por simpatizantes de Revolución Federal, la organización ultraviolenta que reclama "bala para el kirchnerismo". Morel dijo que se arrepentía de esos dichos, que nunca amenazó a Victoria Donda con que terminaría como sus padres –desaparecidos por la dictadura– y que él nunca incurrió en prácticas violentas. Ante el juez repitió, una y otra vez, que era su forma de manifestarse contra el gobierno nacional. “Mi intención con estos actos era hacerle saber mi situación social y económica y buscar refugio o ayuda en los actores políticos”, declaró el joven que recibió millones de Caputo Hermanos –una firma asociada a la familia del exministro de Finanzas Luis “Toto” Caputo– por trabajos que supuestamente hizo o tercerizó desde su carpintería en Boulogne.

 

Morel estuvo el lunes en el cuarto piso de Comodoro Py, donde debió ampliar su declaración indagatoria. El tenor de sus declaraciones se conoció en las últimas horas, antes de que el juez Martínez de Giorgi resuelva su situación procesal y la de Leonardo Sosa, otro de los dirigentes de Revolución Federal –el grupúsculo que se conformó en mayo del año pasado y cuyas intervenciones en la escena pública estuvieron marcadas por las guillotinas y las antorchas encendidas–.

 

Morel, de 23 años, buscó desalentar la idea de que desde Revolución Federal se buscaba incentivar la violencia colectiva a través de acciones tendientes a infundir el miedo, sobre todo entre los integrantes del Frente de Todos. “Jamás se creó ninguna organización (para eso) ni fue la intención, perseguir, atemorizar o amedrentar personas con distintas opiniones políticas a la mía”, dijo.

 

Para cuando terminó de pronunciar la frase, Martínez de Giorgi lo esperaba con un muestrario de hechos que parece demostrar lo contrario. Morel llegó imputado por el fiscal Gerardo Pollicita por haber amenazado a las legisladoras Neira y Daer el 4 de julio pasado, cuando intentaban participar de la jura de Silvina Batakis como ministra de Economía. Ese mismo día, Morel y sus compinches arremetieron contra Jorge Ferraresi, entonces ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat y actualmente intendente de Avellaneda. También estaba acusado por haber hostigado al periodista Víctor Hugo Morales y a Victoria Donda, entonces titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi).

 

Caso por caso

Morel tenía una situación complicada porque todas las acusaciones de la fiscalía estaban sustentadas con videos, que habían salido de sus redes sociales o de la agrupación que él lidera. Después de conversar con el defensor oficial que lo acompañaba, fue respondiendo a cada una de las imputaciones que le leyó Martínez de Giorgi:

 

El 25 de agosto del año pasado, Morel fue con otros integrantes de Revolución Federal a la Quinta de Olivos. Desde allí, grabó un video en el que decía: “Donda, te persigo. Donda, vas a tener el mismo destino que tus viejos, hija de puta”. Ante el juez, Morel declaró: “Jamás fue mi intención amenazarla ni atemorizarla”. Según el fundador de Revolución Federal, su ira se debió a que se cumplía un aniversario de la celebración del cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, en pleno aislamiento por la pandemia. Cuando salió de Comodoro Py, Morel fue más vehemente y apuntó contra los padres de Donda, a quienes calificó como "terroristas". En realidad, los dos eran militantes y fueron víctimas del terrorismo de Estado. La dirigente política nació en el campo de concentración que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, compinche de su tío, el marino Adolfo Donda.

 

Una semana antes de ese episodio en Olivos, Morel había conducido un Twitter Space –bajo el título de “No llegan a diciembre”-- en el que dijo que lo desfiguraría a trompadas a Víctor Hugo Morales, que prendería fuego C5N y que desaparecería, uno por uno, a quienes estaban en esa señal. “Fue un momento de indignación, ya que se estaba subestimando la protesta que habíamos realizado contra el gobierno nacional”, trató de justificarse Morel. “Yo jamás me acerqué a C5N ni jamás tuve un acto violento para con nadie”, agregó. Ante la mirada atónita de sus interlocutores, debió aclarar: “Violencia física, me refiero”. El que sí estuvo recientemente en las inmediaciones del canal que pertenece al Grupo Indalo fue Leonardo Sosa, que posteó fotos de la zona horas antes de que Cristina Fernández de Kirchner fuera entrevistada por Pablo Duggan.

 

El 4 de julio del año pasado , Morel había estado afuera de la Rosada y hostigado a Neira, Daer y Ferraresi. “Yo lo único que escucho, y no puedo negar, es que dije ‘las vamos a prender fuego’. Dichos de los cuales, por supuesto, me arrepiento”, dijo Morel después de que le exhibieran los videos en los que acosaban a las legisladoras porteñas. Él buscó justificar la violencia diciendo que en esa manifestación el enojo contra los políticos era muchísimo.

 

Ante el juez, Morel buscó no aparecer como el cabecilla de las manifestaciones violentas de extrema derecha, sino como uno más del montón. “No está en mí salir a escrachar y perseguir políticos”, dijo y agregó que él, en todo caso, se suma a expresiones de repudio pero que no estimula esos actos.

 

En los próximos días se sabrá si Martínez de Giorgi creyó su descargo o si vuelve a procesarlo, como había hecho el año pasado. El juez, además, está analizando sus vínculos con Caputo Hermanos y ordenó ampliar la investigación hacia otras personas que pululaban alrededor de Revolución Federal, como Ximena de Tezanos Pinto --la vecina de CFK-- o su amiga Cristina Luján Romero. En el caso de Romero, Neira y Daer reclaman que la llamen a indagatoria porque fue una de sus atacantes.

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