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Opinión #Opinión

Los gorilas no discriminan: el amor es más fuerte

Por Dante F. Luna - Redacción de Nuevo Diario.

Desde tiempos inmemoriales, la discriminación suele ser un mal de la humanidad, pero a esta altura del siglo XXI suena como una involución imperdonable ya para la raza humana.

 

Solemos escuchar que “en el fútbol todo vale” pero lo que pasa en Europa, en donde invariablemente se nos ha dicho está el mayor avance de la civilización ¿cómo puede tolerarse?

 

Son muchos los casos ya de cantos racistas hacia jugadores cuya tez no es la blanca, o sea a los “morochos”, los morenos, o quizás podría decirse “Negros” —con mayúsculas para nosotros; como quizás podemos mencionar al dirigirnos a un amigo por estos pagos— aunque con claro sesgo discriminador y racista por el tenor de los cánticos en contra de los destinatarios, en el último y notorio caso el del jugador Vinicius Jr., estrella del Real Madrid y de la selección brasileña.

 

Visiblemente afectado en el partido que disputada la escuadra “Merengue” en el estadio de Mestalla, sede del Valencia, al punto de quebrarse fue contenido por sus compañeros y hasta increpado por adversarios que querían recriminarle no se sabe bien que cosa, al discutir con un plateísta que le hacía gestos como si se tratara de un primate.

 

La sinrazón le dio paso a la razón y desde múltiples sectores vinculados al fútbol, y no tanto, se mostraron solidarios con Vinicius Jr.

 

Hasta la emblemática figura de Cristo, en Río de Janeiro, apagó sus luces para “vestirse de negro”, y repudiar el ataque de la insensatez.

 

Luego de tantos días de dolor, de pensar en los muertos de los campos de concentración, del apartheid en los Estados Unidos, de las luchas de Nelson Mandela y de Ghandi, por nombrar algunos ejemplos paradigmáticos, la humanidad sigue adoleciendo de humanidad.

 

De entender que el otro puede ser diferente, sin que ello sea malo, simplemente distinto en su color de piel, en su religión, en sus costumbres y cultura.

 

Hay que razonar, ponerse en el lugar de quien sufre este tipo de ataques xenófobos. No más segregación sino un poco de amor humano.

 

Así quizás podamos entrar al corazón y entender lo que ahora Vinicios Jr. dice con un eco que retumba con fuerza: “Los amo!!! Gracias, gracias, gracias”.

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