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El Mundo México

Masacran a balazos a un cura y un arzobispo se salva por milagro

El P. Javier García Villafaña, párroco de Santa Ana Maya, fue asesinado en la ruta que une Capacho con Cuitzeo. Hubo también un atentado frustrado contra el arzobispo de Durango.

La Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán está investigando el asesinato del padre Javier García Villafaña, perteneciente a la familia de los padres agustinos, ocurrido el lunes 22 de mayo en el municipio de Huandacareo. Según información difundida por la prensa local, el sacerdote, párroco de la parroquia de Santa Ana Maya, fue encontrado muerto en la carretera Capacho-Cuitzeo con heridas de bala, en el camino que conduce a la comunidad de Capacho, a la que pertenecía. 

 

En el momento del homicidio, conducía un coche Nissan Sentra blanco, y vestía una camisa a cuadros azules y un pantalón de mezclilla azul. La Procuraduría General de Justicia del Estado está realizando las investigaciones para esclarecer el asesinato.

 

A través de las redes sociales, la parroquia de Santa Ana Maya publicó una esquela con la imagen del sacerdote, lamentando su muerte.

 

Huandacareo es una pequeña comunidad rural del estado norteño mexicano de Michoacán.

 

Arzobispo se salva por un milagro

 

En otro hecho de violencia, este domingo, según informó la arquidiócesis de Durango, al término de la misa dominical del mediodía en la catedral, monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, sufrió un atentado en la sacristía mayor por parte de una persona desconocida, sin que esta haya conseguido su objetivo. "Monseñor Armendáriz se encuentra sin ninguna herida y en favorables condiciones físicas”, se agregó.

 

La oficina de Comunicación de dicha Iglesia particular adjudicó la protección del arzobispo a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de la arquidiócesis, y a los santos Mártires Duranguenses.

 

De acuerdo con el testimonio del arzobispo, antes de la procesión final con el Santísimo Sacramento, el magnicida habría querido subir al presbiterio, pero no lo logró, por lo que ocupó una banca cercana. El hombre, de unos 80 años, esperó entonces hasta que monseñor Armendáriz se dirigió a la sacristía, donde habitualmente recibe a personas para saludarlas u orientarlas, e ingresó allí violentamente.

 

Le preguntó si él era el arzobispo y, tras recibir una respuesta afirmativa, el hombre se le fue encima, tirándole un golpe con el cuchillo a la altura de las costillas, pero en una reacción rápida e instintiva, el jerarca dobló su cuerpo y movió el brazo para evitar que lo hiriera, con lo que solamente le dejó en la piel la marca de la punta.

 

El arzobispo explicó que fueron el sacerdote y el sacristán los que inmovilizaron al sujeto, quien dentro de una mochila llevaba otro cuchillo. También fueron ellos quienes lo sacaron de la sacristía. Inmediatamente llegó una mujer policía y, posteriormente, más elementos de seguridad.

 

 

Asesinato
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