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Opinión Notas de coaching

Víctimas o responsables

¿Qué rol asumes ante lo que sucede en tu vida? ¿Sos víctima de las circunstancias o responsable de haber hecho o no lo que debías o no hacer para evitarlo?

Por XAVIER FERRERA PEÑA (*). En los entrenamientos de coaching descubrimos que cuando contamos una historia lo hacemos desde una determinada observación. Que no es más ni menos que un punto de vista. Y allí podemos descubrir —a través del lenguaje— que lo hacemos desde dos extremos totalmente diferenciados: el de víctimas de las circunstancias o el de responsables de nuestras acciones.

 

Las circunstancias que se hacen presentes en la vida de cada uno de nosotros no tienen un curso planificado ni previsible. Son cambiantes. Que llueva o no, el estado del tránsito, la actitud de quienes nos rodean y un largo etcétera son el escenario en el que nuestras vidas ocurren.

 

Frente a esto, los arquetipos están muy bien definidos. Uno es el de la víctima y el otro es el del responsable.

 

Hablemos de la víctima

 

La víctima traslada todo lo que le sucede a las circunstancias. Explican sus brechas entre el lugar en el que está y en el que quisiera estar atribuyéndole la responsabilidad de lo que sucede al mundo exterior y no al interior. Si llega tarde al trabajo es porque “se demoró” el colectivo; Si se moja en la calle un día de tormentas “culpa” a la lluvia y si tiene problemas de pareja es porque no es entendida y se divorcia.

 

No hay una indagación profunda en el relato de la víctima sobre los hechos porque directamente los traslada al mundo externo. No hay una exploración interior sobre el “qué pudiera haber hecho o dejado de hacer para que tal o cual circunstancia no me afecte”.

 

Es una conversación infantil.

 

Del mismo modo reacciona cualquier chico: “Le pegué porque me molestó”, “fue sin querer, no quería hacerlo”, “fui yo, pero no fui”.

 

En los “porqué” está el traslado de responsabilidad porque apela a la justificación.

 

Es allí donde surgen la bronca, la impotencia, la frustración, la infelicidad, la inseguridad; emociones y sentimientos negativos ante la imposibilidad de poder cambiar el curso de las cosas ya que dependen “exclusivamente de terceros, de lo externo”. Si declaro que no soy responsable, tengo incapacidad de “adueñarme del problema” para encontrarle una solución.

 

Hablemos del responsable

 

“Me mojé porque no llevé el paraguas”, “llegué tarde porque no me levanté media hora antes para subir al colectivo que pasa a las seis”; “con mi pareja estamos pasando por un periodo de desentendimiento, voy a invitarla a que lo conversemos”. Ese es el relato que hace el responsable de lo que le sucede ante las circunstancias de la vida.

 

Asume que el adueñarse de la situación le permite indagarla para encontrar una solución. Se declara amo y señor de sus errores, los asume y tras asumirlos se perdona, aprende y cambia. No se echa la culpa, asume. Culparse es ser víctima de uno mismo y allí no hay lugar para el necesario perdón.

 

Es un diálogo sincero con uno mismo, maduro y superador.

 

La mirada responsable despierta sentimientos de felicidad, paz, tranquilidad, satisfacción.

 

Sentimientos que habitan solo en quienes son capaces de tomar las riendas de sus vidas para crear nuevos caminos.

 

(*) Coach ontológico. Miembro de ICF. Certificado en PNL. Instagram: @xavierferrera.coach

 

 

 

 

 

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