Eran las cuatro de la madrugada y una empleada doméstica dormía en su casa del barrio General Paz de la zona noroeste de la ciudad Capital. En esa circunstancia, se despertó porque alguien la estaba tocando y comprobó que una persona había ingresado la mano por debajo de la sábana y la estaba manoseando en sus partes íntimas por sobre las prendas de vestir. En ese momento la joven de 21 años comenzó a gritar y el sujeto se arrojó sobre ella y le tapó la boca con las manos, mientras le exigía que se callara. En ese momento comprobó que era su primo de 24 años, quien vive en una pieza al lado de la vivienda de ella y se encontraba bajo los efectos de bebidas alcohólicas o de sustancias tóxicas.
El voz baja, el sospechoso le dijo que si mantenía relaciones sexuales con su amigo, este les iba a dar “una bolsa con merca”. El sujeto tenía un envoltorio de lo que parecía cocaína. La respuesta de la mujer fue negativa y le pidió que se retirara de su casa. El familiar trató de convencerla en forma insistente; incluso, le pidió que saliera al patio para “charlar unos minutos” con su amigo, quien evidentemente se encontraba en el lugar, aunque la joven no pudo comprobarlo, o que le diera su número de teléfono y atendiera la llamada del sujeto. Las respuestas fueron negativas de la mujer, hasta que comenzó a forcejear con su primo porque quería liberarse y a gritar. Los perros ladraron por el escándalo, hasta que el sujeto se dio a la fuga por la ventana, por donde había ingresado.
Al llegar la mañana, la joven se trasladó a la dependencia policial, donde realizó la denuncia. Asimismo, la mujer develó que cuando era menor fue abusada sexualmente por el sospechoso, tras lo cual le contó a su madre, quien le dijo que no denunciara. En consecuencia, el sujeto continuó hostigándola sexualmente.
