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Opinión #Opinión

Querer, hacer, tener

Un abordaje reflexivo sobre el querer, el tener y el puente necesario entre ambos. Por Xavier Ferrera Peña.

Muchas de las frustraciones y angustias de quienes me han realizado consultas provienen de no tener lo que desean: Un buen salario, un mejor pasar económico, unas merecidas vacaciones en algún lugar de ensueño.

 

Me pareció oportuno abordar con ustedes esta cuestión para reflexionar juntos.

 

“Por más que quiero no puedo”, es la frase más repetida entre quienes han solicitado mis servicios.

 

“Por más que quiero no puedo”, vaya juicio limitante que lleva en sí mismo una pequeña “trampita” dialéctica.

 

Si nos remitimos al diccionario de la Real Academia Española, querer es ni más ni menos que “desear, apetecer”.

 

“Yo deseo pasar este verano en Cariló”, por ejemplo. En el destino turístico, elegido al azar y a modo de ejemplo, está el “tener”.

 

Quiero ser claro en los términos porque la ontología del lenguaje es clave para comprender todas aquellas cuestiones cotidianas que nos aquejan.

 

En el “hacer”, que según la RAE es el “Dominio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para ejecutar algo” está intrínseca la responsabilidad.

 

Es el puente necesario entre el quiero y el tengo.

 

Responsabilidad.

 

Responsabilidad de asumir si mi deseo es alcanzable. En términos reales, no ilusorios.

 

“Yo quiero pagarle a Elon Musk un viaje a la estratósfera”; o “vacacionar este mismo año en las Maldivas en un hotel de lujo”.

 

Se entiende que por más esfuerzo responsable que aplique en ese puente llamado “hacer”, tales objetivos son inalcanzables por una cuestión de temporalidad. (Salvo milagro mediante, lo cual veo poco probable).

 

En los videos motivacionales que circulan en Internet se insiste en el “vamos que tú puedes”, “que nadie te diga que no puedes hacer algo”; y, en el otro lado de la moneda, aseguran que puedes ser millonario: “sí, tú puedes ganar más de mil dólares al mes”. Lo que no te dicen es cómo.

 

Desde el coaching ontológico aprendí que muchas veces no voy a poder, al menos en los plazos que quiero, si el objetivo es lejano. Y el asumirlo (que no es resignación) demanda de mi responsable “hacer” la aceptación de que en el camino es muy probable fracasar en el intento.

 

¿Cuántas veces empezaste tus expresiones con el “tener”?, que es el final del camino.

 

¿”Cuántas pensaste en lo que representa “hacer”?, que es la acción; y ¿cuántas, sinceramente, trazaste un plan de acción para pasar del querer al tener, el tránsito del mero deseo a la realidad ideal que tanto anhelas?

 

¿Cuántas veces te sentiste frustrado por tus “quiero” no concretados?

 

¿Cuántas veces los abandonaste porque pasaron del sueño a la pesadilla?

 

Revisa con responsabilidad el orden de las palabras del título. Porque es inalterable.

 

Primero quiero un objetivo real y alcanzable, luego me comprometo en acciones para alcanzarlo Y, luego, a pesar de los intentos fallidos y “tropezones”, finalmente lo tengo.

 

Me despido por hoy con cuatro frases que me gustaría compartir con vos y que te invito a reflexionarlas:

 

“Todo empezó con un ratón”. Walt Disney.

 

“Sueños sin trabajo son futuras frustraciones”. Refrán popular.

 

"El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo". Winston churchill.

 

"Si el plan no funciona, cambia el plan no cambies la meta." Napoleón Hill.

 

Hasta la semana que viene. 

 

Xavier Ferrera Peña.

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