Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión #Opinión

¿QU?? MIRÁ???, BOBO? ANDÁ PA??? ALLÁ

POR DIEGO RAMOS. Análisis político y contextual sobre el conflicto por los fondos de coparticipación, arbitrariamente manipulados por la Corte Suprema de Justicia.

El centralismo porteño reposado en su arrogancia solo es capaz de mirar su propio ombligo, solo alzan sus miradas buscando ese horizonte europeo. Ya pasó el mundial y los franceses heridos en su orgullo levantan firmas para que se vuelva a jugar la final de la Copa del Mundo, por supuesto, molestos de que un país Sudamericano se haya alzado con la gloria. Queda claro que el famoso tríptico de la Revolución Francesa (que el centralismo porteño compró) sobre la “libertad, igualdad y fraternidad” que nunca fue para todos, solo fue exclusivo de los blancos, los negros y campesinos quedaron afuera. Es un modelo excluyente y selectivo.

 

Entonces, no sorprende ni es casualidad desconocer los intereses de los pueblos por fuera de Buenos Aires, si personajes como Rodríguez Larreta o el diputado nacional Fernando Iglesias siguen abrazados a ese proyecto de país que concibe una única ciudadanía: blanco y con propiedades. Estas condiciones que se impuso desde el centro de Buenos Aires esconden los intereses de un país para unos poco. Santiago del Estero y el Norte Grande en la visión de Gerardo Zamora generó por primera vez un sacudón a la estructura jurídica del Estado monocultural, un nuevo federalismo está en disputa y no hay marcha atrás.    

 

“¡Qué mirá' bobo! Andá pa' allá” es la frase que utilizó el gobernador Gerardo Zamora para ubicar al cuatro de copas de Fernando Iglesias que mira incómodo y con desagrado los resultados positivos de una provincia del norte como Santiago del Estero en crecimiento: perturba una reparación histórica sin precedentes, producto del daño cultural y económico ocasionado por la dictadura del puerto de Buenos Aires. La visión del Norte Grande hizo que las provincias no se quedaran de manera individual celebrando o recordando sus autonomías provinciales como un mero acto de calendario, la visión del Norte Grande apunta a que las provincias se constituyan en nuevo rol en la vida política y de gestión a través de un federalismo que contenga un plan de trabajo que aborde problemáticas específicas de cada provincia, hablamos de instancias instrumentales que le son comunes a la región para promover en conjunto la descentralización, promoción, desarrollo y crecimiento sustentable de un Norte Grande en disputa.

 

Después de 1810, sin la cabeza del monarca, la pregunta central que aparecería con fuerza giraba en torno a "¿dónde está el pueblo?". Obvio que Buenos Aires identificó al reino con el antiguo virreinato y consideraron a la ciudad como cabeza del mismo. ¿Acaso el fallo de la Corte Suprema sorprende en su definición e inclinación? Los herederos de los intereses coloniales y a contramano de un país pronto a cumplir 40 años de democracia están vigentes. Sin embargo, la historia nos dice que rápidamente aparecieron sectores, en especial en las ciudades del interior, que reclamaron a su vez la autonomía de sus propios pueblos, a los que consideraban preexistentes y soberanos. Hoy también presentes.  

 

 “Pueblo y política” son las dos categorías que este “Nuevo Federalismo” constantemente va tensionando y redefiniendo, intentando achicar las asimetrías históricas  entre el centro y la periferia, se trata de un Nuevo Federalismo que nos interpela enérgicamente. ¿Qué somos como nación? ¿Quién es el pueblo hoy? Un nuevo país es posible…

 

Por Diego Ramos.

Diego Ramos
Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso