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El Mundo #NacionesUnidas

En primera persona: Compartiendo el conocimiento indígena con los turistas

Luego de recuperar con éxito el territorio de su pueblo en el norte de Argentina, Celestina Ábalos recurrió al turismo para compartir y promover su cultura indígena en esas tierras. La capacitación empresarial de la ONU durante la pandemia de COVID-19 la ayudó a que su negocio creciera.

La empresaria indígena Celestina Ábalos dirige un negocio de turismo en Quebrada de Humahuaca, sitio inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la provincia de Jujuy, en el norte de Argentina.

 

Con este pequeño negocio, comparte la cultura y el conocimiento de las hierbas medicinales de su comunidad.

 

 “Soy hija de la Pachamama, la Madre Tierra. El planeta es todo para nosotros, significa vida y no podemos concebirnos sin ella. Mi comunidad se remonta a 14.000 años. En nombre de 60 familias, lideré una lucha de 20 años por el derecho a la tierra, la educación y la libertad.

 

Vivimos bajo un sistema de arrendamiento donde tuvimos un propietario que delimitaba los espacios en los que podíamos vivir y los que podíamos ocupar, tanto para sembrar como para criar ganado. Era una vida muy sujeta a lo que decía el propietario, limitada a ese espacio que podíamos ocupar y a lo que tenían que pagar mis padres al final de cada año. Estos fueron momentos muy impactantes durante mi adolescencia.

 

A través del proceso de recuperación de nuestro territorio comencé a pensar más en cómo dar a conocer mi historia y la de mi pueblo. Siempre he visto, y sigo viendo en los medios de comunicación, el estigma que se nos asigna a los pueblos indígenas. Quería mostrar y dar a conocer el otro lado de la historia. Eso me motivaba, pero me la pasaba pensando: ¿Cómo lo hago, ¿cómo muestro esto?

 

Nosotros somos los guardianes de nuestra cultura

En 2003, nuestro valle montañoso, la Quebrada de Humahuaca, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esto marcó un hito en la historia de nuestro pueblo. Vi mucha gente que hablaba de nuestras montañas, de nuestra cultura, de nuestra comida… y me dije: "pero esto es lo que somos: nosotros sabemos hacerlo puesto que somos los guardianes de nuestra cultura".

 

La cultura, para nosotros, forma parte de nuestro día a día, son los conocimientos y habilidades que se han ido transmitiendo de generación en generación. Lo aprendemos desde el momento en que nacemos. Está en nuestras hierbas medicinales, en nuestra comida, en nuestros cultivos.

 

Entonces se me ocurrió la idea. ¿Por qué no atreverme a dedicarme a lo que sé hacer y lo que he aprendido?  Y así nació mi negocio de turismo, una casa de té llamada Casa de Celestina.

 

Compartiendo conocimientos ancestrales

Cuando vienen turistas a la Casa de Celestina, les doy la bienvenida, les introduzco en el uso de las hierbas medicinales, como el mate, que bebemos en la mañana y en la tarde para energizarnos. Hablo de las hierbas que tomamos cuando estamos enfermos, de cuándo cosecharla, de cómo secarlas y de cómo conservarlas.

 

Hablo de nuestra dieta. Aquí tenemos diferentes tipos de maíces que usamos para hacer nuestras propias harinas. Por ejemplo, contamos con una harina para la sopa, otra para los tamales, otra para hacer galletas, otras para hacer nuestros jugos, bebidas y hasta una para hacer nuestros pasteles.

 

Todo ese conocimiento está ahí porque ha sido transmitido de generación en generación. Para mí, nuestras madres y nuestras abuelas son los verdaderos tesoros de la biodiversidad. Ellas son esas bibliotecas vivas de nuestras comunidades. Sin ellas y sin ese conocimiento, hoy yo no podría estar hablando.

 

Aprendo observando, mirando y compartiendo. Tienes que estar contribuyendo con la tierra, poniendo leña al fuego, encendiendo un horno y haciendo tu ofrenda. Hay que estar allí al atardecer, cuando las cabras ya están de vuelta en el corral y los abuelos están sentados.

 

Turistas integrados

Los turistas pueden preparar un plato conmigo que puede ser desde un budín de harina de maíz culli, con nueces y chispas de chocolate, hasta una rica comida como croquetas de quinoa rellenas de queso de cabra, con papas salteadas, romero y hierbas. También podemos preparar una cazuela de llama.

 

Luego visitamos mi pueblo y nuestra iglesia, que data de 1789. Visitamos el camino de las hierbas, lugar donde también aprenden sobre otras hierbas medicinales como la Muna-Muna, que es para los moretones, y para los dolores musculares.

 

Les enseñamos sobre nuestras historias, nuestras ceremonias, como el envío de almas o la historia de cómo recuperamos nuestro territorio. Comparto cómo es mi día y lo que hago. Y luego bajamos y tomamos té juntos y comemos el budín que han preparado.

 

Renuevo sus energías con las yerbas que también traemos del camino. Se sienten renovados. Se van con una visión diferente de nosotros. Experimentan una cultura viva, la esencia de la cultura.

 

Eso es lo que me gusta del turismo, de los que vienen a visitarnos. Ves cómo esta relación de cultura va más allá de compartir una experiencia. Se trata de mirarnos de otra manera, de mirarnos como seres humanos.

 

“Estoy logrando mi sueño”

La pandemia golpeó muy duro mi negocio. Las reservas que tenía fueron canceladas. Los pocos ahorros que tenía se destinaron a alimentar a mi familia. Me sentí tan impotente... El gobierno dijo que había subsidios para emprendedores, pero yo no califiqué y tuve que seguir pagando impuestos. Muchos empresarios de pequeñas empresas han tenido un momento muy difícil. Fue muy duro.

 

Entonces fue cuando me invitaron a participar en un curso virtual llamado “Empieza y Mejora tu Negocio”, a cargo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se llevó a cabo entre octubre y noviembre de 2021. Estaba muy interesada en mejorar mi espíritu empresarial y en desarrollar un plan de negocios puesto que era una de las razones por las que no podía acceder a préstamos y subsidios. Entonces, dije que sí de inmediato.

 

El curso me proporcionó herramientas para ampliar mi negocio. Todavía las estoy usando hoy. Incluía cómo hacer un plan de negocios, estimar costos, preparar un presupuesto e inventario, y administrar las redes sociales. Algunas de las personas en el curso ya habían comenzado sus propios negocios, otras estaban a punto de comenzar. Fue una oportunidad para compartir e intercambiar nuestras experiencias. Lo que más me gustó fueron los manuales del curso. Son muy, muy útiles, muy buenos.

 

Mi negocio está mejorando constantemente. Estoy logrando mi sueño.

 

Todavía recuerdo un discurso que le di hace mucho tiempo al entonces presidente de Argentina, Néstor Kirchner. Le dije: "Nosotros los pueblos indígenas queremos una oportunidad, la oportunidad de desarrollo, la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida".

 

Es importante para mi comunidad ver que es posible, que las mujeres podemos sacar adelante nuestros negocios con las herramientas que tenemos. No tenemos que esperar hasta tener todo, pero podemos empezar con lo que tenemos ahora.

ONU
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