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La Provincia #HistoriaDeAmor

Le propuso casamiento en el Patio del ???Indio??? Froilán ante cientos de personas

Una noche particular que quedará en la memoria de todos los que asistieron.

Miles de sucesos acontecen en el Patio del “Indio” Froilán y, esta vez, no sería la excepción para Martina (28) y Exequiel (28), los dos protagonistas de esta historia de amor.

 

Se conocieron hace 5 años atrás, donde 300 kilómetros los separaban, pero no sería por mucho tiempo. 

 

Él era del Rincón del Saladillo, comunidad indígena vilela, del departamento Juan Felipe Ibarra; ella, de ciudad Capital. 

 

Ofuscados por el trajín que implicaba el poder verse, Exequiel, sin dudar, echó raíces en la Capital santiagueña junto a Martina, cuando ambos se dieron cuenta de que no podían vivir más el uno sin el otro. 

 

Así fue que el muchacho,  el domingo pasado, encontraría el momento ideal que marcaría su relación para siempre.

 

Mientras ambos compartían una tarde en el “patio”, entre mates, risas y amigos cómplices de la situación, él le manifestó: “Ya vuelvo, me voy al baño”. 

 

Martina no imaginaba lo que estaría por suceder, pero una leve sospecha recayó sobre ella cuando al alzar su mirada, pudo divisar a Exequiel arriba del escenario con un micrófono y, en cuestión de segundos el nombre Martina sonaría por los parlantes. 

 

Ella se acercó, tímidamente, sin poder contener la emoción y el momento más especial estaría por llegar, cuando un anillo de compromiso apareció en la escena ante sus ojos.

 

“Sí, sí quiero”, expresó,  con lágrimas de felicidad y seguidamente los aplausos y gritos de todos los presentes, quienes miraban con asombro y ternura la situación, no se hicieron esperar. 

 

Martina contó a Nuevo Diario: “Nos veíamos cada 25 o 30 días, era complicado por la distancia. Cada uno tenía su vida, sus horarios y sus tiempos, pero también porque no había demasiada comunicación por la falta de señal, pero todas las noches él subía a un árbol o al techo de su casa buscándola para llamarme, y así podíamos hablar casi todas las noches”. 

 

Sin lugar a dudas, esta historia demuestra una vez más que la juventud sigue apostando al amor, y no hay impedimentos de nada cuando dos personas realmente quieren estar juntas, como por ejemplo 300 kilómetros, que lejos de separar, unieron para siempre.

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