En la previa ya se consideraba como una final en la pelea por los promedios. Rivales directos y con un mismo objetivo: quedarse en la máxima categoría del fútbol argentino. Patronato es el más complicado, último en la tabla. Platense está un poco más cómodo, 23° de 28, pero no se puede relajar y regalar nada de acá al final. Y como se esperaba, el duelo fue la batalla de Paraná. Muchas faltas, mucha fricción. Poco tiempo de juego, pocos toques. Mucha lucha y casi nada de fútbol. Pero es como se siente cómodo el Patrón y por eso salió a jugarlo así. Se hizo fuerte, incluso con uno menos, y con gol de Carlos Quintana se llevó tres puntos que valen como seis. Que lo dejan a dos de Aldosivi y cinco de Central Córdoba.
La primera parte fue el mejor ejemplo de lo que sucedió en el partido: mucha infracción y poco fútbol. Entre los dos equipos cometieron 17 faltas. El que más metió fue el local, que cortaba en la mitad todo intento de ataque del rival. No lo dejó jugar y salvo alguna contra jugando de primera, era imposible que el Tense llegue al arco con peligro. Tantas agresiones hizo el Patrón que sobre el cierre de la primera etapa, Marcelo Estigarribia vio la tarjeta roja por un manotazo a Haibrany Ruiz Díaz. Pero, tener un soldado menos no condicionó la batalla...
En la segunda mitad los de Facundo Sava no se achicaron y siguieron metiendo pata duro. Pero además, el gol del triunfo. Tras un gran corner de Sebastián Medina, fue Quintana quien llegó más arriba en el salto y metió un frentazo para el 1-0. Además, el capitán cortó una racha de 351 minutos sin convertir del equipo (tres partidos al hilo). El Calamar nunca se pudo acomodar. Ni siquiera con un jugador más. Nunca leyó lo que pedía el encuentro y terminó pagando. Para colmo, con el reloj marcando los últimos minutos, el Patrón se fue cerrando cada vez más atrás y más compacto. Imposible de filtrar.
Pero lo que si es posible para Patronato es soñar con quedarse en Primera. Trabajó este partido y consiguió la victoria. Quedan nueve finales más de acá al cierre de la LPF. Es ganar, ganar y esperar a que los demás no sumen. Pero el camino será difícil y ahora se viene Racing, en Avellaneda.
