Pese a las diferencias que los hermanos mantenían, Héctor “Rabo” Flores nunca denunció el hostigamiento tanto físico como psicológico que sufría en manos de sus familiares. Un hecho que no fue menor para la justicia, fue un ataque previo con un arma blanca.
La hermética investigación que llevan a cabo la Fiscalía de Choya y Guasayán, doctoras Rocío Fringes y Natalia Simoes sobre el brutal crimen perpetrado en la madrugada del lunes pasado en la localidad de Tapso —departamento Choya— vaticina una vida marcada por el maltrato y la crueldad que vivió la víctima durante años.
“Rabo” Flores tenía 67 años y fue ultimado de una cuchillada por su hermano, Ramón. Habrían estado ingiriendo bebidas alcohólicas el lunes último en la madrugada cuando se produjo una discusión por “la cantidad de dinero que pusieron para comer”. Ramón tomó un cuchillo e hirió mortalmente a Héctor, quien se fue a dormir malherido. Al otro día, fue hallado muerto sobre un colchón por su primo.
En la causa, se logró detener a Ramón Flores quien está imputado del delito de homicidio simple. Se secuestraron tres cuchillos, una de las armas blancas tiene manchas de sangre. Además, de diversas prendas y envases de vino, alcohol etílico y jugo.
Los investigadores pudieron conocer que previo al incidente fatal; hace un par de años atrás “Rabo” durante una pelea con otro hermano por unos animales, habría resultado con lesiones. El agresor lo acuchilló y la víctima no lo denunció.
Al llegar a su hogar ensangrentado, habría deslizado: “Mi hermano me acuchilló. No pasa nada, qué lo voy a denunciar a mi hermano porque me hincó”.
Los vecinos revelaron que “Rabo” era sometido a constantes agresiones por parte de Ramón —el asesino detenido—; quien además lo obligaba a salir a pedir dinero y alimentos para luego repartirse entre los cuatro primos que se reunían.
