Un “dealer” domiciliado en el barrio Siglo XXI, de la Capital, fue condenado este martes –en un juicio abreviado- a cumplir la pena de 4 años y 6 meses de prisión de cumplimiento efectivo, como autor del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
Dicha condena fue aplicada por la Dra. María Pía Danielsen, jueza de Control y Garantías para la Circunscripción Capital, y recayó en Gonzalo Nicolás Padilla Coronel (a) “Chino”, de 26 años, quien admitió el hecho endilgado y solicitó a su defensa –ejercida por el Dr. Héctor Ponce- que acuerde con la Dra. María Gabriela Gauna, coordinadora de la Unidad Fiscal de Lucha contra el Narcotráfico, imprimir al caso el trámite abreviado, aceptando la condena propuesta.
Dicho acuerdo fue presentado en la mañana de este martes a la magistrada, quien tras analizarlo y contando con la conformidad del inculpado, procedió a homologarlo.
Por denuncias anónimas
Las actuaciones en contra de “Chino” Padilla Coronel se iniciaron en base a denuncias anónimas que indicaban que se dedicaba a vender drogas en su domicilio, lo que derivó en una minuciosa investigación, que se extendió entre el 11 de junio y el 10 de diciembre de 2021, y que estuvo a cargo de personal de la División Operativa Federal de la Policía Federal Argentina, delegación Santiago del Estero, que corroboró dicha actividad ilegal, obteniendo imágenes y videos que registraban acciones típicas de la comercialización de estupefacientes.
Con dichas piezas probatorias y con los testimonios de varias personas, la fiscal requirió al Dr. Fernando Paradelo –juez de Control y Garantías para la Circunscripción Capital-que ordene el allanamiento, detención de “Chino” Padilla Coronel y que se secuestre todo elemento vinculado a la ilegal actividad que llevaba adelante.
Tal procedimiento tuvo lugar el 10 de diciembre del año pasado, ocasión en la que además de detener al sujeto, se procedió al secuestro de 658 gramos de marihuana, un cuchillo con restos de sustancia, un “picachu”, la suma de 7.090 pesos, una balanza de precisión, un paquete de papelillos, recortes de bolsas de nylon, un teléfono celular que se encontraba en su poder y dos bolsas de “armadillo” (abono), que sirve para “estirar” la droga.
