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La Provincia #HistoriaDeVida

Con 83 años, Luisa continúa con el telar y Patrimonio Cultural provincial visitó su casa

Añatuyense por adopción, su mamá le enseñó de pequeña el arte del entramado y el tejido,

para continuar construyendo obras únicas.

Nació el 4 de julio de 1938, y siendo muy pequeña, su mamá ya le comenzó a trazar un camino en trama y de colores vivos.

 

Doña Luisa Ruiz de Linch educó y crió con esmero a sus 6 hijos y hoy ya cuenta con una familia de 20 nietos y 3 bisnietos, que saben que su abuela aún teje con esmero, en

un telar vertical.

 

“Ella hace todo el proceso, hace el hilo con la lana de oveja, desde el lavado, el hilado y el teñido de los colores que ella prefi era”, comentó Mirsa, su hija, que vive con la gran artista.

 

Así pasa sus días, hilando desde la sabiduría heredada y única. “Los diseños de los bastidores es lo que puede proyectar desde su imaginación, no sigue un patrón, a medida que los va

generando va haciendo el dibujo, hasta ahora no se repitió ninguno”, comenta su hija, que también legó el arte del telar y los procesos ancestrales para generar geniales obras.

 

De esta manera transcurren los días de la nacida en el paraje Lote 37, “como yendo para Los

Juríes, cerca del paraje Malacara”, quien hoy reside en el B° Tiro Federal. “Casi todos los trabajos que hace los hace por pedido y la mayoría los va vendiendo. Por eso cuando hay una feria aquí en Añatuya ya no tiene los trabajos porque todos los vende”, comenta con detalles y admiración su hija.

 

Sobre la visita “A mi mamá la visitó el director de Patrimonio Cultural de la Provincia y unos investigadores del Conicet. Ellos querían saber cómo era su vida”, expone Mirsa a Nuevo

Diario.

“Los investigadores le preguntaron si alguien de la familia sabía tejer y dije que yo, no lo

hago continuamente, en ocasiones yo hago la urdimbre para que ella los comience a tejer”,

cuenta con emoción y admiración Mirsa, pues el legado de su madre se encuentra intacto en

cada hilo, trama y obra realizada con dedicación y amor constante.

 

“Para nosotros como familia es un orgullo que sea reconocida, por tantos años que se dedica a esto, prácticamente está todo el día haciendo el hilado y el tejido, y eso es lo que la mantiene bien”, concluyó Mirsa Linch.

 

 

Añatuya
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