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Especiales #Hallazgo

Misterio revelado: hablaron los creadores del misterioso minotauro que apareció en el fondo de un lago

La escultura del monstruo mitológico sorprendió a un vecino que paseaba en su kayak en aguas neuquinas.

Una estatua de un metro y medio de alto que representaba la figura del minotauro, un monstruo mítico, sorprendió a un joven que navegaba por el lago Mari Menuco de Neuquén.

 

Tras conocerse este hallazgo, los dos autores responsables de la obra contaron que buscaban que “sea una motivación para que los grandes y chicos puedan bucear en la zona”.

 

Tras múltiples especulaciones sobre su origen, los artistas responsables de la obra, que prefirieron no revelar su identidad argumentando que “lo importante acá son las obras”, aparecieron y contaron que las esculturas, (tanto la del minotauro como otra de una máscara), llegaron al fondo del lago el 19 de febrero de este año.

 

En diálogo con LMNeuquén, revelaron que son fánaticos del buceo en apnea y que la idea nació motivada por la escultura de Cantalicio Luna que desde hace años está en el fondo del lago.

 

Además, seguraron que para resguardar la obra la ubicación exacta seguirá siendo un misterio.

 

Los jóvenes revelaron que todo se originó en un almuerzo entre amigos. Uno de los integrantes del grupo “armó en 3D y en un ratito, cómo debería ser la balsa para llevar las obras lago adentro. Esa fue la confirmación de que lo íbamos a hacer”.

 

Como el proyecto debía ser antes del tercer fin de semana de febrero, una vez diseñada la balsa, los artistas debían definir qué escultura iban a sumergir.

 

 

El motivo de la elección de las obras

 

Al preservar su identidad, el medio LMN utilizó nombres ficticios. Eduardo es el autor del minotauro y Adrián, el de la máscara. Ambos son amigos desde pequeños.

 

“Cuando empezamos a debatir qué hacer, dijimos que debíamos partir los dos de una misma base y que cada uno le diera su enfoque”, contaron.

 

Durante una madrugada, Adrián se inspiró y comenzó con el boceto. “Llegué a casa a la noche, medio manija y con muchas ganas, y me puse a hacer un boceto. El dibujo inicial, me encantó”, recordó con LMN, pero en cuanto sacó cuentas del material que iba a utilizar, notó que iba a ser imposible de mover.

 

Fue así que decidió transformar el diseño para que su peso no superara los 250 kilos.

 

Cuando le tocó el turno de elegir una figura a Eduardo, contó que pensó en un “ser sobrenatural que cuidara el fondo del agua y que, a la vez, fuera una motivación para que los grandes y chicos puedan bucear en la zona”.

 

Entre los elementos que encontró en el taller para armarlo, había un maniquí. “Una vez que procesé la data y lo vi, me di cuenta que mi escultura iba a ser un minotauro”, expresó.

 

Después de hablar con una amiga que pertenece a la comunidad mapuche, Eduardo supo que esa figura podría ser el gen ko del Mari Menuco. “Cuando le conté de esta figura, me respondió con su cosmovisión y la historia de esta energía. No me quedaron dudas de que mi escultura sería ese minotauro”, agregó.

 

Además, al compartir la idea entre ambos, los artistas concluyeron: “Las obras debajo del agua, además de ser una excusa para el buceo, son una marca”.

 

Operativo inmersión

 

Una vez realizadas las esculturas, deberían recorrer 66 kilómetros con más de 600 kilos entre las dos obras, todo era una verdadera odisea.

 

“Armamos la balsa y al parecer, funcionaba todo bien. Pero la teníamos que probar”, aseguraron ambos. De esa forma, el primer fin de semana de febrero la cargaron a una camioneta y la llevaron hasta el Mari Menuco.

 

“Fuimos exclusivamente a ver si flotaba y pasó la prueba”, dijo Eduardo. “Fue complejo. Tuvimos que conseguir todos los elementos, que fueron todos prestados, donados o chatarra que recuperamos y nos queríamos apurar para que estuviera listo en el día D”, aclaró Adrián.

 

“Necesitábamos manos para que nos pudieran ayudar a mover las esculturas. Entonces la gente se fue copando, todos colaboraron y se formó una jornada épica”, agregó Adrián.

 

El día esperado

 

El día de la presentación iba a ser el domingo 20 de febrero, pero el plan sufrió modificaciones. “Durante la semana, nos dimos cuenta que el domingo iba a estar feo. Pensamos primero en mover la fecha a otro finde, pero nuestro amigo se iba, así que debía ser sí o sí ese finde. Y así fue. Entonces adelantamos el operativo al sábado 19”, contaron.

 

En el transcurso, el minotauro sufrió dos heridas. “Cuando llegamos, teníamos que bajar a la playa más cerca de donde lo queríamos sumergir. Éramos unas 10 personas intentando bajarlo, pero pesaba 250 kilos”, arrancó Eduardo.

 

 

Al bajarlo, no lograron apoyarlo bien y cayó, lo que produjo la pérdida de uno de sus cuernos. Cuando llegó la hora de sumergirlo, el minotauro chocó con una de las partes de la balsa y se rompió el otro cuerno.

 

Más allá de esas heridas, ambas esculturas llegaron al fondo del lago. Primero sumergieron la del minotauro y luego la máscara. “Están cerca de la escultura de Cantalicio Luna”, pero tanto Eduardo como Adrián dijeron: “No vamos a dar más precisiones del lugar”.

 

Con el objetivo de preservar sus obras y que los curiosos puedan bucear y sorprenderse con ellas si las encuentran, la ubicación exacta seguirá siendo un misterio.

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