Con voz dulce y apacible, Lía Cañete comentó cómo fue que nació la pasión por estar al servicio de los demás y pendiente de la salud de sus vecinos. Hace 35 años que ejerce su profesión e invita a adentrarse al mundo de la entrega a través de la historia que relata la franca y perdurable amistad que une a la enfermera por vocación de Villa Unión, con la matriarca del poblado, doña Alejandra.
“El hecho de ser enfermera fue por tradición familiar, puesto que mi hermana lo fue. En cuanto a mi experiencia, trabajo con una señora que se llama Alejandra Mansilla de Palavecino que es la matriarca de mi pueblo, que la conozco desde que comencé mi profesión y la traté siempre hasta hoy con sus ‘jóvenes’ 103 años de edad”, comentó felizmente Lía a Nuevo Diario.
Además, remarcó que “es muy gratificante para mí y a la vez emocionante, debido a la larga edad de ella, de experiencia que tiene, anécdotas de su vida que siempre me comenta. Es una mujer llena de luz y de vida con una memoria increíble”.
Pero, dentro de su relato comentó que también le tocó vivir momentos grises como ser algunas jóvenes accidentadas que los asistió y que en algunos casos fueron graves desenlaces.
En tanto, por el Día Nacional de la Enfermería, Lía expresó: “Quiero rescatar a todas las enfermeras y enfermeros de mi provincia, en especial a las del interior”, dijo y enfatizó: “Es una hermosa profesión, de vocación de servicio sin pedir nada a cambio”.