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El Mundo #Guerra

Polonia al borde del Abismo - Flavio Goldvaser

Mientras Rusia es golpeada una y otra vez por sanciones occidentales que la acorralan contra la pared, una paranoia despierta entre sus líderes militares que reflotan hipótesis de una confrontación abierta. De jugarse al todo o la nada.

Por Flavio Goldvaser, Analista Internacional

 

"Fue una noche perfectamente hermosa, como lo son las noches de otoño en Washington. Salí del Despacho Oval del presidente y mientras salía, pensé que nunca viviría para ver otro sábado por la noche". - Ex Secretario de Defensa Robert S. McNamara, recordando la Crisis de los Misiles en Cuba.

 

Para Rusia, la guerra en Ucrania no está saliendo como esperaba. Sin un triunfo rápido ni con el imaginario escenario donde sus tropas serían aclamadas como libertadores entrando a las ciudades casi sin disparar; ni con el soñado levantamiento popular que depondría al supuesto régimen neo-nazi ucraniano proclamando la eterna unión entre ambos pueblos…

 

Ninguna de estas suposiciones se dio y por el contrario las mismas se han disuelto bajo los escombros de la guerra.

 

Una resistencia inesperada, acompañada de avances a base de ingentes cantidades de muertos y heridos, han hecho a los rusos cambiar la percepción del conflicto en el que ven ahora jugándose su propio destino como nación y pueblo en una batalla que definirá su lugar en el mundo como potencia para el resto del siglo.

 

El conflicto ha despertado una paranoia rusa que se ve exacerbada por las sanciones colectivas implementadas por occidente y encabezadas por Estados Unidos, junto a las amenazas expresas de poner de rodillas al país y hacerle frente militarmente. Amenazas que son percibidas como un ataque directo contra su soberanía con la intención de balcanizarlo, como ya se hizo con Yugoslavia en la década de los años '90 del siglo pasado.

 

En este momento ya no interesa tanto, a nivel político, quién comenzó la guerra en Ucrania ni las muertes de civiles inocentes; sino por qué no se hace nada para frenarla. Y por qué por el contrario se la potencia. Los militares rusos recuerdan que fue Joe Biden, quien entonces ejercía como Senador, que dio las órdenes para que se ataque a Belgrado con fuerzas de la OTAN y se apruebe la disolución de la antigua Yugoslavia en el marco de la guerra civil de la década del 90. Bajo esta circunstancia, los ojos de Rusia se han posado en un país al que califican lisa y llanamente de enemigo y al que consideran manipulado por Estados Unidos como cuña contra su país: hablamos de Polonia.

 

Es que los rusos identifican a este último país como el principal canal de suministros militares y humanitarios para Ucrania, donde en caso de una victoria militar Rusa, Polonia se convertiría en una "Ucrania en el exilio";  lo que minimizaría el efecto de la victoria.

 

Según estos tambiénla situación actual transformará a Polonia en un poderoso beneficiario de ayuda internacional la que junto a una gran afluencia de refugiados (entre los que hay un alto porcentaje de jóvenes ricos) funcionaria como un alto potenciador de su economía, simultáneamente a un incremento de sentimientos histórica y abiertamente antirrusos.

 

Otro punto de temor para estos analistas es el rápido rearme militar que Polonia está efectuando, aumentando su presupuesto militar, llamando a incorporar a Ucrania a la OTAN y pidiendo una intervención de fuerzas de paz comandadas por la alianza, lo que la convierte en una gran amenaza. Además, el F.S.B.  (la ex KGB) piensa que este sería el país adonde el ejército ucraniano podría refugiarse si pierde la guerra a efectos de rearmarse y seguir combatiendo luego.

 

Considerando todas las circunstancias mencionadas anteriormente, en Rusia mucha gente en el poder cree que el ejército polaco tiene mucho que defender y más que perder con la caída de Ucrania, lo que en su visión significa que Polonia se está preparando para un ataque contra Rusia  por lo que deben ser frenados  y cuanto antes mejor.

 

A todo esto ser refiere Putin cuando habla de la posibilidad de usar armas atómicas contra "amenaza estratégica" a su país.

 

Parecería ser que parte de los militares rusos sostienen que el uso de armas nucleares tácticas contra Ucrania sería vista como una derrota tanto a los ojos de países adversarios como de neutrales y aliados, porque realizar una acción tan fuerte en un conflicto local demostraría una sorprendente debilidad militar, que ningún éxito militar podría deshacer.

 

Por lo tanto, para posiblemente intimidar a Occidente y quebrar la unidad de la OTAN, tales ataques deberían, muy hipotéticamente, llevarse a cabo contra territorio de Polaco o muy cercanos a su frontera;  Ya que sostienen que ningún aliado va a ir en ayuda de este país produciéndose así el quiebre y desmembramiento de la alianza occidental en pequeños bloques, de la forma que era Europa antes de la Primera Guerra Mundial. Y donde este ataque nuclear táctico generaría una realineación global que harían ver a Estados Unidos, Francia y el Reino Unido como países no confiables o como "tigres de papel", paralizados ante el miedo a una destrucción masiva e incapaces de ayudar a sus aliados.

 

Aunque esto suene como una amenaza vacía realizada a los efectos de una especie de bullyng político, algunos servicios de inteligencia aseguran que mientras persista la ausencia de una estrategia visible y concreta en el comportamiento de los líderes rusos, donde las decisiones son tomadas literalmente en forma automática y sin pensar mucho, el riesgo de cometer errores crece cada vez más a medida que el conflicto se profundiza.

 

Y mientras en la arena internacional casi nadie está dispuesto a mediar para finalizar el conflicto y mientras se les pide a los países neutrales que asuman una actitud beligerante en contra de Rusia, que se abstengan de negociar y que por el contrario colaboren con armas a Ucrania; cualquier decisión que Rusia haya tomado en referencia a cómo seguir el conflicto puede ser cambiada con la misma rapidez con que Estados Unidos presiona para establecer nuevas sanciones.

 

De esta manera los riesgos de una operación militar contra Polonia aumentan constantemente y hoy en Rusia podemos decir, como expresan varios oficiales, que ya no hay garantías de nada.

 

Si las decisiones político-militares evolucionan en este último camino, podríamos ver un anticipo perturbador, con algún tipo de "limpieza" masiva de la población que comience en la población de Kherson, ciudad en la que los rusos no pueden lograr que los habitantes se sometan a su liderazgo, según han asegurado algunos organismos de seguridad occidentales.

 

Si hay alguna lección clara que la historia nos ha dejado, es la enseñanza de la crisis de los misiles en Cuba. Y ésta es que la fuerza previene la guerra mientras que la debilidad y falta de liderazgo la invitan.

 

Occidente necesita un comandante en jefe que comprenda eso y no uno dubitativo que dé a entender al otro lado que no hay con quien hablar. Y en su defecto a algunos líderes de sincera buena voluntad que entiendan que todo el futuro de la humanidad está en riesgo y cuenten con el coraje de intervenir a pesar de tener en contra a medios masivos de comunicación que siguen empujando a la humanidad a un final incierto en pos de unos puntos más de rating.

Polonia
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