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El Mundo #TensiónMundial

Estados Unidos y Rusia se reúnen en último intento de frenar la crisis en Ucrania

Los jefes de la diplomacia de Rusia y Estados Unidos se reúnen hoy en Ginebra en un último intento de frenar la crisis en Ucrania, donde Washington teme una invasión pese a las advertencias contra Moscú.

La reunión entre el secretario de Estado Antony Blinken y el ministro de Asuntos Exteriores Serguei Lavrov, este viernes (21.01.2022), llega justo once días después de una entre sus números dos también en Ginebra. Estos acordaron mantener el diálogo mientras Rusia despliega decenas de miles de soldados en la frontera ucraniana.

 

A diferencia del encuentro del 10 de enero, que duró casi ocho horas, Blinken y Lavrov mantendrán un intercambio más conciso, con el objetivo de determinar si la vía diplomática todavía es posible.

 

Ambos son diplomáticos veteranos que se conocen desde años; Blinken es conocido por su calma imperturbable y Lavrov por su mordaz intensidad. La cumbre tendrá lugar a orillas del lago Lemán, en el lujoso hotel President Wilson, bautizado en honor del presidente estadounidense que intervino contra la revolución bolchevique en Rusia.

 

"Enfrentamos tiempos difíciles y resolverlos no se hará rápidamente. No espero que los solventemos en Ginebra", dijo Blinken desde la ciudad suiza.

 

"Pero podemos avanzar en el entendimiento mutuo", añadió. Si Rusia desescala la tensión en el terreno, "eso nos puede alejar de la crisis en las semanas venideras", estimó.

 

Las perspectivas desde Washington son sombrías. El presidente Joe Biden opinó el miércoles que su homólogo Vladimir Putin probablemente "avanzará" hacia Ucrania y amenazó con severas sanciones que supondrían un "desastre para Rusia".

 

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió que eran comentarios "desestabilizadores" y pueden "suscitar esperanzas totalmente falsas" entre los representantes ucranianos "que podrían intentar resolver por la fuerza el problema" en el sureste del país.

 

Allí, el gobierno ucraniano enfrenta desde 2014 una rebelión de separatistas prorrusos, presuntamente respaldados por Moscú, que ha dejado más de 13.000 fallecidos.

 

Rusia asegura que su despliegue militar obedece al sentimiento de amenaza contra su seguridad y reclama a la OTAN garantías de que no aceptará la entrada de la ex república soviética ni se expandirá en la antigua área de influencia de Moscú.

 

Estados Unidos descartó completamente la idea y acusó a Rusia de minar el orden europeo posterior a la Guerra Fría acosando a otro país para someterlo.

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