Era casi el mediodía, cuando los policías hallaron a Ovejero, quien les advirtió que se mataría, y les indicaba —en forma alterada— que había baleado a su concubina porque en el teléfono celular de ella había encontrado “pruebas de su infidelidad”, y que por esa situación tomó la determinación de dispararle con el arma de fuego a la mujer.
Los efectivos trataban de calmar al sujeto, mientras el comisario inspector Alfredo Ramón Leguizamón intentaba comunicarse con el director general de Seguridad Ciudadana, comisario general Luis Enrique Montenegro, para solicitarle un negociador.
Mientras se realizaba dicha diligencia, alrededor de las 12.45 se escuchó una detonación. Ovejero cumplió con su amenaza y se efectuó un disparo, siendo auxiliado por los policías, que lo trasladaron a la Capital, pero en el camino se constató que había muerto.
