La violencia o maltrato hacia los adultos mayores es un acto que causa daño y sufrimiento, particularmente porque quienes los causan son familiares o personas cercanas a las y los damnificados. Además de ello, se produce un quiebre en la relación entre las partes mencionadas, la cual se basa y funda en la confianza.
Tal cuestión se puede manifestar por acción u omisión en actos que dañan la integridad física, psíquica, sexual, moral, simbólica o económica de los adultos mayores.
Vulneran derechos
“Estas conductas vulneran el ejercicio, goce de derechos y libertades”, expresó la trabajadora social Natalia Lemos, miembro del equipo interdisciplinario de la Oficina de Protección a las Víctimas de Violencia Familiar y la Mujer (OVFyM).
La profesional señaló que “en el contexto de pandemia, en nuestra oficina hubo un leve incremento de personas de este grupo etario, en una franja que va de los 60 a 74 años. Principalmente concurrieron mujeres, que expusieron situaciones de violencia psicológica y económica, que la ejercieron hijos o cuidadores a cargo”.
Contexto sanitario
“En el contexto sanitario extraordinario, muchas personas mayores vieron interrumpidas sus redes de apoyo social, que generó una sensación de soledad más asidua y pérdida de relaciones significativas con sus pares y familiares, lo que tiene efectos negativos y ha impactado en la salud mental, que se manifiesta a menudo en los estados de ánimo de las y los afectados”, remarcó.
Señales de alerta
Lemos abordó cuáles pueden ser las señales de alerta ante situaciones de maltrato. “Estos signos se detectan a través de cambios en el comportamiento del adulto mayor; explicaciones poco coherentes sobre cómo se produjo una lesión; miedo; pasividad; retraso en la solicitud de consultas médicas; desnutrición y deshidratación, son algunas de las manifestaciones corrientes”.
Por último, se refirió al abordaje que tiene cada caso que en la OVFyM. “Cuando se presenta un adulto mayor en nuestra oficina y se le toma el relato acerca del maltrato sufrido, es fundamental el trabajo interinstitucional o hacerlo en red con organismos vinculados con la temática y con la familia. Esto permite realizar un acompañamiento psicológico y social, porque es fundamental la contención para superar la angustia que genera el hecho de denunciar sobre todo a un familiar”, manifestó la profesional.
