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Deportes #Opinión

No está muerto quien pelea

El "ferro" mostró corazón y compromiso en Florencio Varela y salvó un punto en el final ante Defensa y Justicia, con una jugada muy bien elaborada y mejor definida.

El contraataque bien conducido por Lucas Brochero, velocidad inicial, la pausa justa, cabeza levantada y el pase profundo para el sector donde se encontraba solo, esperando la bocha, Abel Argañaraz. Control y derechazo seco, abriendo el pie, para convertir el empate.

 

Una igualdad que a esa altura del partido (minuto 87) era como encontrar un oasis en el desierto. No solo por lo valioso del punto, sino también por la concepción del contraataque que derivó en el empate final ante Defensa y Justicia.

 

Central Córdoba había llegado golpeado a Florencio Varela, por los últimos resultados (hace siete jornadas que no gana) y por la salida del entrenador. Además de lo anímico, las sensibles bajas por lesión y expulsión también ubicaban al “ferro”, claramente, como el menos favorito de los dos, a la hora de las encuestas.

 

Sin embargo, el equipo no bajó los brazos nunca. Buscó como pudo, con las armas que le quedaron a mano, alcanzar la igualdad ante un equipo que hace de la posesión de la pelota, un culto.

 

Los cambios introducidos durante el juego por el cuerpo técnico interino fueron, cuanto menos, ambiciosos desde lo futbolístico. Porque Brochero fue más incisivo que Martínez (salió lesionado, pero no estaba jugando bien), porque Carlo Lattanzio se arremangó y se metió en el barro, a lucharla en una posición que, quizás, no sea la que mejor le sienta (como interior izquierdo) y porque Abel Argañaraz entró enchufado, con todas las pilas y tuvo esa lucidez para definir la única situación de gol que le quedó en sus pies.

 

“El equipo tiene corazón”, dijo Adrián Adrover, uno de los DT interinos, en la conferencia de prensa. Y es una frase, una oración, cargada de ilusión y de esperanza. Los interinos vieron que, además de ser competitivos, los jugadores mostraron ese compromiso, esa rebeldía que hay que tener en los malos momentos deportivos.

 

En unas horas se iniciará una nueva etapa en Central Córdoba, con la asunción de Sergio Rondina como nuevo conductor del “barco”. Hay mucho por hacer, mucho por trabajar y por mejorar, pero qué mejor que iniciar el nuevo proceso partiendo de un resultado positivo, que se consiguió, además, ante la mismísima mirada del flamante entrenador.

 

Después, seguramente, el “huevo” tratará de ponerle su impronta y sello al equipo. Quizás con algunos cambios de nombre (por qué no); quizás con un cambio de esquema (o no); no lo sabemos. Lo que sí sabemos, y lo expresó claramente Adrover, es que el corazón late.

 

Y, mientras siga así, no está muerto quien pelea.

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