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Opinión #Opinión

El equilibrio ¿dónde está?

En muchas ocasiones leemos o escuchamos conceptos relacionados al equilibrio, en nuestras vidas, en un mercado y las relaciones personales. ¿Qué nos puede enseñar esto?

Caminando hace una semana por la calle, en Tucumán donde vivo, escucho una señora de entre 65 y 70 años de edad, ya apostada en su carrito de venta de praliné, comentando a un joven lo siguiente: “Me levanto siempre a las cinco de la mañana para poder llegar en horario y aprovechar al máximo el día de ventas”. Mientras seguía caminando, me di vuelta, la mire con gran admiración y respeto. Obviamente la Sra. nunca lo advirtió.

 

 

Dando clases virtuales en la Universidad, veo el sacrificio y esfuerzo que los alumnos realizan para poder estudiar, en condiciones que por las particularidades de cada caso a veces no son las óptimas. No obstante, los jóvenes siguen adelante contra viento y marea. De hecho, la virtualidad en algunos aspectos es positiva. En otros no tanto…

 

 

Vivimos en una era de velocidad, resultados inmediatos, multifuncionalidad y hay una presión por el “ya” en la creencia de que esta es la clave para alcanzar el éxito..

 

 

En economía existe un concepto muy utilizado, se denomina equilibrio. Decimos que hay equilibrio en un mercado cuando productores y consumidores de un producto determinado, “se ponen de acuerdo en el precio y las cantidades que se intercambiaran en ese mercado, no existiendo incentivos o motivos para cambiar dichas decisiones hasta que no se generen cambios en una serie de variables específicas que modifiquen la conducta de cualquiera de ambos grupos. El “que se ponen de acuerdo” es una forma de decir, lo que hay atrás es el mecanismo de mercado; es decir la suma de las decisiones tomadas por el intercambio de información.

 

 

Sin embargo, este concepto es algo estático pues la dinámica que maneja los mercados (y la vida misma) se encuentra en permanente cambio. Más aún en nuestros días, como mencionamos anteriormente, respecto de la velocidad con la cual ocurren los hechos.

 

 

Posiblemente en nuestros pensamientos, muchos de nosotros busquemos ese equilibrio en las vidas particulares. Y nos encantaría que el mismo sea estable en el tiempo, pues sería más fácil transitar nuestro camino. En esa búsqueda, debemos tener claro y sobre todo para las generaciones más jóvenes, que en general los resultados no llegan sin inversión en tiempo, dinero, esfuerzo, dedicación, constancia y sobre todo paciencia.

 

 

Esto resulta un desafío de tamaña magnitud actualmente, que no deja de sorprenderme la velocidad con la que se pretende obtener resultados, lo que puede generar frustración.

 

 

Hay una visión de muy corto plazo.

 

 

En Argentina dada la situación macroeconómica, no sólo los más jóvenes quieren obtener resultados a corto plazo;, sino que muchos sectores de la sociedad se ven imposibilitados de planificar también a mediano o largo plazo. Esto restringe sobremanera la posibilidad de alcanzar puntos de equilibrio más elevados en mercados y desempeños personales.

 

 

Los procesos de crecimiento implican en cierto aspecto tener claro que encontrar ese equilibrio será uno de los tantos equilibrios que alcanzaremos en nuestras vidas. Pues la dinámica misma de los deseos de superación implicará que cada equilibrio pueda sostenerse sólo por un tiempo, hasta que logremos dar el próximo paso.

 

 

Es factible que cada equilibrio sea alterado por factores externos a nosotros, por variables o hechos que nos son exógenos (fuera de nuestro control), esto nos puede sacar del actual punto de equilibrio y volvernos a uno más bajo.

 

 

Sin embargo, no hay que perder el objetivo: contamos con recursos propios impresionantes. Solo debemos descubrirlos, ejercitar la paciencia, la autosuperación, la responsabilidad de hacernos cargo de nuestro propio destino y no mirar fuera; sino adentro.

 

 

La imagen de la Señora en su puesto de trabajo que se levanta a las cinco de la mañana no se me va, como tampoco olvido a mi Padre que en paz descanse, que lucho siempre por salir adelante, sin perder nunca sus sueños de progresar en lo personal y laboral.

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