Las empresas anhelan contar con coequiperos que les faciliten alcanzar sus objetivos estratégicos y que sean garantes de la filosofía de la organización para que todo fluya de la manera como se tiene planeado. Por ello es vital que tengan presente que en el corazón de cada uno de los seres humanos que hoy llamamos colaboradores, hay momentos de risa, llanto, temor e incertidumbre y están dispuestos a dar lo mejor de cada uno, sí y sólo sí las empresas los reconocen, los valoran y les permiten desempeñarse en un entorno donde puedan ser felices y ponerle no sólo su cerebro, sino el corazón a su trabajo.
Y si lo analizamos bien, este liderazgo tan anhelado no es más que un liderazgo en Gerencia de Felicidad Organizacional.
Por más de que la alta dirección esté convencida del tema y haya un responsable directo del bienestar y felicidad de los colaboradores, los esfuerzos serán en vano si no hay replicadores y multiplicadores de la estrategia hacia las personas.
Una empresa que apuesta por trabajar en la felicidad organizacional de sus colaboradores es mucho más rentable y productiva.
Existen muchas cifras en el mundo que sustentan que hay un incremento en la innovación en un 300% (HBR), incremento en la retención de equipos de trabajo en un 44% (Gallup), incremento en la productividad en un 37% (Shawn Achor), 66% menos de ausencias por enfermedad (HBR), rotación de personal en un 51% menos (Forbes) y por consiguiente un 125% menos de desgaste de las áreas de talento (Forbes.)
Los colaboradores que sienten que sus organizaciones están trabajando en la Construcción de Cultura en Felicidad Organizacional trabajan en una cultura más favorable, de camaradería y trabajo en equipo; son innovadores, recursivos, con un alto desempeño en la productividad y definitivamente el ausentismo y la rotación bajan favorablemente.
El líder es quien más influye en la experiencia del colaborador y por eso no se deben escatimar esfuerzos en prepararlo continuamente para asumir su rol de la mejor manera.
La mejor apuesta que cualquier institución puede hacer es formar a sus líderes en felicidad para que tengan características como las siguientes:
Inspiran a la acción a través de sus palabras, pero sobre todo con su ejemplo.
Conocen a profundidad de los miembros del equipo lo que incluye una correcta identificación de habilidades y fortalezas.
Confían en su gente y eliminan procesos de aprobación innecesarios. Esto significa dar libertad dentro de unos lineamientos claros pues los colaboradores quieren saber qué se espera de ellos, pero desean autonomía para encontrar la mejor manera de cumplir con sus metas y objetivos.
Están al tanto de las metas y sueños personales y familiares de su equipo de trabajo, para poder ser empático con la realidad de cada colaborador y poder acompañarlo y por qué no, apoyarlo en su propio camino.
Aceptan la vulnerabilidad y, por lo tanto, los errores, centrándose en no crear culpas, sino motivar a la confianza y a la creatividad para encontrar una solución oportuna y efectiva.
Hacen retroalimentación constante que sea valiosa, no como se suele hacer en la mayoría de las compañías, una sola vez al finalizar en año y enfocándose únicamente en los errores. Debe ser un proceso periódico, basado en la escucha activa, y que sea preparado para sacar de este espacio conclusiones acertadas y planes de acción adecuados que permitan evolucionar. En el mercado hay varias de ellas y en línea asociadas con felicidad organizacional.
Éstas y más características son las que con certeza serán proclamadas por los colaboradores y serán exigidas por las organizaciones para así garantizar tener equipos felices, que a la larga representarán una alta rentabilidad por su excelente desempeño.
El actual panorama mundial reiteró la necesidad que tienen empresarios, directivos y gerentes de ir más allá de un simple reconocimiento por email o una retribución económica, para enfocarse genuinamente en los seres humanos que son el corazón de cualquier organización y que con su trabajo y dedicación permiten alcanzar los resultados deseados; y qué mejor manera que trabajando desde la estrategia en Felicidad Organizacional, con un plan objetivo de acción para conseguir colaboradores felices, clientes y personas con experiencias maravillosas en la empresa.
Definitivamente el liderazgo convencional debe estar más que nunca centrado en un liderazgo desde el SER, emotivo, humano, que sea fuerte con el proceso, pero suave con las personas que desarrollan las actividades en la empresa, un liderazgo compasivo y que Gerencie esos corazones en las instituciones, la invitación es hacia la transformación de los equipos felices y productivos.
