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Opinión #Opinión

Bolivia al borde de la guerra civil

La detención de Janine Añez marca el comienzo de una etapa de inestabilidad política con final incierto.

En octubre del 2019 el Presidente de Bolivia Evo Morales, después de haber desoído la voluntad popular que se había expresado a través de un referéndum por el cual no quería que se volviese a presentar a elecciones. Actitud esta de Morales, que contradecía la Constitución de aquel país que prohibía su reelección indefinida. 

 

El líder del Movimiento al Socialismo (MAS) volvió a candidatearse anunciando su triunfo electoral luego de un recuento de votos signado por varias interrupciones en la lectura de resultados de distritos claves que incluyeron sorpresivos cortes de luz durante dicho recuento. Una gran parte de la población entre las que se encontraban partidarios y simpatizantes de su movimiento; pero que no comulgaban con su línea y visión de conducción, salió a manifestarse contra lo que ellos consideraban un avasallamiento de sus derechos y un fraude electoral. Esto derivó en una crisis institucional y política que duró dos semanas y lo obligó, mediante un llamamiento policial que se negaba a reprimir a la población, a renunciar junto a miembros de su gobierno dejando al país en un estado de acefalia política. Crisis que lo llevó a un exilio temporal en el que recorrió sus principales países aliados ideológicos de Latino-América que incluyeron Argentina, Cuba y México, a los que agradeció por haberle salvado la vida.

 

Frente a este estado de acefalia y por la renuncia de toda la línea sucesoria de reemplazo constitucional, la única que quedó en pie fue la Vice-Presidente del Senado Janine Añez, recayendo sobre ella el reencauzamiento democrático y el llamado a unas nuevas elecciones generales, cosa que hizo dentro del año de su gobierno.

 

Luego de las elecciones generales convocadas para restaurar el proceso democrático, gana las mismas Luis Arce, ex Ministro de Economía, al que atribuyen parte del milagro económico boliviano y considerado un moderado. 

 

Arce fue acompañado en la fórmula por David Choquehuanca, un líder indígena enemistado con “El Evo”; pero también perteneciente al MAS. Desde el momento del retorno de Morales al país cruzando la frontera desde Argentina a pie, sectores masistas y los partidos de oposición han comenzado a ver con preocupación el trabajo político que Morales está haciendo para retomar el control de su partido y del país estableciendo la idea que lo que allí sucedió fue un golpe y que él habría ganado las elecciones legítimamente; por lo que si esta idea prospera las últimas elecciones serían fraudulentas y Arce, que según fuentes allegadas estaría transcurriendo un cáncer agresivo que podría ser terminal o incapacitarlo para dirigir al país, debería renunciar acompañado de todo su gobierno entregándole el poder al legítimo Presidente: Evo Morales.

 

En medio de esta ofensiva política, hace una semana un fiscal ordenó la detención de la Ex Presidente interina Janine Añez, bajo terribles condiciones en una celda sin baño y cuyas medidas no exceden los dos metros de largo por uno de ancho, prometiendo entregarla luego a la población general de reclusas para que éstas ajusten cuentas con la detenida violando los mas mínimos recaudos de seguridad en función del cargo que ejerció en aquellos delicados momentos y con el silencio general de las organizaciones de derechos humanos y agrupaciones feministas. Las mismas que alzaron su voz para salvaguardar la vida del anterior gobierno renunciante.

 

Bajo la acusación de golpe de estado y donde el Ministro de Justicia ya emitió opinión diciendo que le corresponden no menos de 30 años de cárcel por terrorismo y traición a la patria, ésta no fue la única detención ya que también se ordenó la del joven opositor Yassir Molina, líder de la llamada Resistencia Juvenil Cochala (una organización que es considerada como “agrupación ciudadana”; pero que el oficialismo tilda de paramilitar). 

 

Sumando todo esto a la detención a fines del 2020 de Marcel Rivas quien fuera responsable de Migraciones durante el gobierno de Añez y que suspendió visados de miembros del gobierno de Venezuela y de iraníes acusados de terrorismo y acciones contra su país. 

 

A lo arriba relatado se suman los pedidos de arresto a militares, policías y políticos opositores al MAS como la del líder del Frente Cívico por Santa Cruz y de aquellos dentro del partido que se oponen a las líneas más duras del mismo. Frente a estas detenciones la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad Europea pidieron la liberación de todos los detenidos asegurando que existe una “persecución judicial contra los políticos opositores”, a lo que Evo contestó que ellos (la OEA y la Comunidad Europea) también deberían ser juzgados por crímenes contra Bolivia.

 

Mientras Luis Arce está tratando de contentar a los sectores más reaccionarios del MAS, haciendo equilibrio para permanecer en el poder entregando sin miramientos a opositores a cualquier tipo de vejámenes en esta nueva campaña de persecución política; las manifestaciones se suceden en las ciudades de La Paz, Sucre, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra donde miles protestan diariamente diciendo que no entregaran al país a manos de Venezuela ni Cuba. 

 

El conflicto va escalando como en el pasado y tiende a polarizar a la población dando síntomas de un enfrentamiento que sólo se irá incrementando si no se consigue la paz y los moderados vuelven a retomar el control político del país. 

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