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Opinión #Opinión

Aparentemente bueno. ¿O malo?

Estamos acostumbrados, en algunos aspectos de nuestras vidas, a formar opinión o conceptos sin detenernos a pensar más profundamente. Estamos acostumbrados, en algunos aspectos de nuestras vidas, a formar opinión o conceptos sin detenernos a pensar más profundamente.

Actualmente con la cantidad de información disponible en computadoras, celulares, televisores y redes sociales, consideramos ya estar informados e inconscientemente formamos nuestras propias opiniones.

 

Por lo general cuando hablamos de un Monopolio, o sea cuando hay una sola empresa, persona o institución que produce un bien o servicio determinado; pensamos que es contraproducente para nosotros mismos y para la sociedad en la cual estamos insertos.

 

¿Por qué opinamos esto?

 

Sucede que la imagen del monopolio está asociada al concepto de que su dueño, el monopolista, podrá hacer lo que quiera y vender al precio que desee sin importarle nada. En definitiva, abusar de su poder.

 

En realidad, hay casos que lo anterior puede ocurrir y otros en los que no. Consideremos el caso del director técnico en un equipo de fútbol. El tiene el monopolio de la dirección del equipo. Esto ordena y hace que el proceso de dirección sea más eficiente; sino imaginen lo que sería en medio de un partido de fútbol que cuatro personas den las instrucciones en el mismo momento.

 

O bien en una operación donde hay un equipo de profesionales de la salud todos profesionales preparados, sin embargo hay un Doctor que va guiando la cirugía y los pasos a seguir para que esta sea exitosa.

 

En economía existen monopolios que son naturales y otros artificiales. La existencia de un monopolio natural significa que la forma más económica y eficiente de producir un bien o servicio es que sea llevado a cabo por un solo productor.

 

En los casos mencionados anteriormente, el del fútbol y la cirugía, lo más eficiente para el resultado es el monopolio en las decisiones.

 

Otro ejemplo de un monopolio natural es la distribución de gas natural. Con la tecnología existente, los menores costos de tender las redes de gas son por medio de la existencia de un solo distribuidor, un monopolista. Si no, imaginemos que haya diez empresas, cada una tendiendo sus propias redes dentro de la ciudad, piense el lector lo que sería para la sociedad cada vez que se rompe un caño en cada una de estas diez empresas , y cada vez que Ud. Desee cambiarse de proveedor de gas , todo el trastorno que conllevaría. En estos casos el Estado juega un papel importante, de controlar estos monopolios naturales para revisar que todos los contratos y acuerdos se cumplan.

 

Sin embargo, debemos tener presente que el avance tecnológico permite y seguirá facilitando que los mercados que son monopolios naturales probablemente dejen de serlo a futuro.

 

Un caso adicional interesante radica en el monopolio temporal sobre los inventos. Quien investiga algo nuevo, un remedio, una tecnología, un avance espacial, invierte mucho tiempo y esfuerzo. El riesgo de que puedan copiarle los descubrimientos sin haber invertido nada es alto y si esto ocurre los incentivos por nuevos descubrimientos serían mucho menores. En ese sentido la protección se logra con las patentes de invención. Estas facilitan a quien descubrió algo, que pueda gozar de ser el único  que lo comercializa (un monopolio) por un tiempo razonable para recuperar la inversión y tener rédito de ésta, incentivando a nuevos descubrimientos.

 

Los monopolios artificiales son aquellos que, como su nombre lo indica, están creados de forma artificial y no están justificados desde el punto de vista económico como la forma más eficiente de producir un bien o servicio. Lo que implica que el producto llegue a un precio más alto a los consumidores, respecto del que tendría con la existencia de más competidores.

 

Estos monopolios surgen de diferentes formas: Sean los mismos generados por contactos, leyes arbitrarias a su favor o violación de normas. en cualquier caso, impiden ingresar a otros competidores.

 

Al no haber alternativas para que pueda elegir el consumidor, las cantidades que se producen de un bien o servicio determinado serán menores que si hubiese competencia. Esto significa que los consumidores cuando vayan a comprar tendrán menos cantidades a su alcance, y es posible que un grupo de consumidores se quede sin adquirirlos o bien que consigan menos de lo que deseaban.

 

Otro perjuicio parte de los precios a los que se venden estos bienes y servicios, pues son mayores respecto a si hubiese competencia. Simplemente, al no existir competidores los precios son más altos ya que la puja de las empresas por ganarse a los consumidores genera que los precios bajen naturalmente.

 

La forma de neutralizarlos es por medio del fortalecimiento de las instituciones que tiene un país, aquí radica un importante desafío.

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