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Opinión #Opinión

La primera cita

Palpitando el día de los enamorados y hasta el 14 de febrero, presentaremos una guía donde desarrollaremos cada miércoles sobre el tema del romanticismo.

Por Candela Ben, consultora especialista en Buenos Modales y Protocolo.-

 

Los mortales comunes como nosotros, nos tenemos que enfrentar y remar en una primera cita.

En la mayoría de las situaciones, cuando nos gusta alguien, correspondería rastrear por dónde podemos obtener su teléfono y una vez que conseguimos de quien, solicitar a nuestro intermediario que pida autorización a la persona que nos gusta, si aceptaría brindar su número para conocerla. Esta estrategia educativa nos ahorra la mala pasada de buscar a la persona por internet o encararla en un bar y que después nos “corte el rostro” en vivo y en directo o en el mejor de los casos, online.

Si sos la persona interesada o quien inicia la invitación, debes planear a dónde ir.

Es muy elegante y genera la percepción de seguridad el ir directo a un lugar y tener una reserva hecha a tu nombre. En nuestro asesoramiento educativo (en @mandaloaprotoclook) aprendemos que nuestras elecciones hablan de quienes somos. Así que debo decirte que sería una falta atroz que selecciones un sitio que no esté relacionado con tu vida, con tus posibilidades de pagarlo o simplemente con tus gustos.

Sé puntual si la pasas a buscar o si acuerdan encontrarse allí. La impuntualidad habla de falta de respeto y robo de tiempo ajeno. Si llegás tarde, ofrecele tus más sinceras disculpas a la persona que te está esperando.

Como sabés que ese día alguien va a estar a la espera de tu presencia, no escatimes vestuario para ese momento. Muestra respeto por la persona que tenés enfrente: el cuidado del aseo personal, uñas, pelo y pies limpios y sin olores extraños. Sólo una estela de perfume se tiene que sentir.

Así como cuidás tu apariencia, cuidá tus modales en la barra o en la mesa. Si se optó por tomar una cerveza en el bar de la esquina, por esa noche te pido que dejes de lado los maníes, no sólo que te pueden jugar una mala pasada combinados con los nervios de la primera cita en que podés terminar atorado; sino que también poco elegante elegante tratar de sacar con la lengua aquel maní que se te quedó entre el canino y tus dientes frontales.

Evitado el tramposo maní, podés concentrarte aún más en la charla. Una conversación protocolar se basa en dos estrategias:

1. Usá tu sentido del humor y no indagues demasiado;

2. No hables de política ni de religión.

Es de muy buena educación repetir su nombre con frecuencia. Creeme, esa persona se sentirá muy importante.

El detalle de llamar a alguien con su nombre produce un efecto sicológico positivo en las relaciones personales. Nos hace sentir escuchados, valorados e importantes para la persona con quien estamos en ese momento.

Al sentirse cómoda, puede que dé el paso de intentar abonar la cuenta. En ese momento, tenés que estar alerta; si sentís que no lo hace con ganas, pagás vos y listo. Si percibis que la persona lo intenta hacer entusiasmada: ¡Felicitaciones!

Si la elección fue ir a comer, no te pierdas el próximo artículo.

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