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Opinión #Opinión

Anormalidad de lo Normal I

Es increíble la humanidad. Han pasado miles de años de registros de culturas, de trasmisión de las mismas, enfrentándose, superponiéndose, desconociéndose incluso.

Cada época produce nuevas formas de relaciones normadas de acuerdo a lazos que se pueden producir entre instituciones emergentes, en decaimiento o hegemónicas.

 

Siempre ha habido normas que regulan nuestra forma de actuar, por lo tanto se moldea un ser que debe circunscribirse a ciertas prácticas sostenidas desde algún discurso. Reglas y fundamentos que marcan cómo y porqué el hombre debe ser y actuar como tal. Pero lo que no se percibe cuando se norma, cuando se dictan ciertos parámetros aceptables para actuar en sociedad por medio de leyes, la moral, el razonamiento o lo que fuera, se produce una tajante distinción, una discriminación entre lo normal y lo que cada vez se aleja un poco más de ese centro.

 

Igualar lo “normal” a lo “común” es demasiado simplista. Hay una pregunta que no muchas veces se realiza:

 

¿Es común a la humanidad lo normal?

 

Si buscamos la definición de “común”, en primer lugar y a primera impresión encontramos muchas definiciones y sentidos que se le puede dar; pero por otro lado podría decirse que se la define como “aquello que pertenece a la generalidad o totalidad de los miembros de un pueblo, villa o comunidad”. En cuanto a lo normal, vemos en su definición que también se le otorgan distintos sentidos, aunque se la define como “la naturaleza de un objeto que habitualmente puede adecuarse a ciertas reglas”.

 

Igualar la naturaleza de un objeto con las prácticas sociales que la mayoría reproduce en cierto espacio es demasiado irreal como para creerlo.

 

El hombre ha modificado sus ideales, discursos, racionalidad, religiosidad, territorialidad, organismo biológico, sexualidad, educación, moral, y cualquier cosa que se quiera pensar. Entonces, de nuevo la pregunta: ¿En serio seguimos creyendo que el humano tiene algo en común con lo normal? Por lo pronto, la respuesta que me surge es: el hombre tiene necesidad de creer que se puede llegar a tener algo en común con los demás. O quizás, simplemente lo normal es creer sin necesidad alguna.

 

De cualquier forma, ni en la negación de una creencia se puede dejar de creer en esa negación. En toda época, vemos que las culturas se encuentran atravesadas por sinfines de creencias. Cambiemos la pregunta: ¿Qué es lo que la humanidad busca creer?

 

He ahí lo loco del mundo: La humanidad cree lo que le dicen que crea. Los discursos y prácticas que se pueden rastrear en distintas épocas determinan las reglas o normas dictadas a las comunidades y acatadas en menor o mayor proporción. Claramente esto resulta funcional a la sociedad, genera cierta aceptabilidad a conductas habituales siempre y cuando uno pueda cumplir con las reglas del juego. En los casos de los perdedores, tan solo por no poder ajustarse a las reglas del juego en común terminan siendo nombrados como “anormales”. Esa resistencia de aquellos que no alcanzan la proximidad al punto medio, habilita a muchos a creer que uno es normal, que es aceptado por la comunidad y permite distinguirse del “anormal”, que es rechazado y expulsado de la comunidad por no lograr ajustarse. 

 

Al margen de la sociedad, preso o al manicomio es la solución que hay en común como normalidad en las sociedades.

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