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La Provincia #ColumnaOpinión

Carlo Ponzi, Mauricio Macri y el sistema fraudulento

Análisis de la experiencia neoliberal y su relación con la denominada ???bicicleta financiera???

Hoy retomamos un tema muy actual y preocupante, del que nadie está hablando, que ya tratamos en estas columnas allá por mayo del año pasado: la estafa Ponzi. Vivimos en un planeta Ponzi. Y existe en curso una nueva gran estafa que promete ser varias veces peor que la burbuja de las hipotecas basura que explotó en 2008 en pleno corazón del sistema capitalista, Estados Unidos de América, hundiendo al mundo entero en recesión. Empecemos por la breve historia del hombre que le dio nombre a los esquemas piramidales de fraude: Carlo Ponzi.

 

 

En 1903, un migrante italiano, que pasaría a la historia como el creador de la mayor estafa financiera de la historia, llegaba en un barco repleto de otros tantos europeos que venían escapando del hambre del viejo continente. Ponzi había crecido en la localidad de Lugo, en el norte de Italia en el seno de una familia modesta que, a costa de hacer sacrificios para ahorrar parte de los ingresos de su padre —que trabajaba repartiendo correo y vendiendo estampillas—, logró enviarlo a la Universidad de Roma. En lugar de estudiar, el joven Carlo se dedicó a salir de fiestas y pronto tuvo que volver a casa sin título ni dinero. Entonces, su familia acordó enviarlo al otro lado del Atlántico. Tras dedicar sus primeros años a trabajar como mozo de bares en distintas ciudades, Ponzi obtuvo un trabajo en un banco que era propiedad de unos italianos en Montreal. Fue en aquella época cuando comenzó a pensar en “otras formas” de ganar dinero. Hasta que un día falsificó un cheque por 400 dólares canadienses de la cuenta de una anciana y fue a prisión. Una vez retomada su libertad, volvió a los Estados Unidos donde se dedicó a actividades poco honrosas y poco éticas, como el contrabando de inmigrantes italianos a través de la frontera. Después de ganar una pequeña cantidad de dinero con el envío de dólares a Italia, ideó el famoso esquema piramidal con el que cometió el fraude masivo.

El esquema piramidal funciona así. El estafador le pide a usted que invierta 100 dólares y recibirá en el primer mes 200 dólares. Pocas personas resisten a esta tentación y envían los 100 dólares (pagan por ver). Al mes su cuenta muestra un saldo de 200 dólares y su emoción crece. Luego envía 1.000 dólares, pero corre la voz invitando a más inversores. Cuando sus amigos le dicen que puede ser una estafa, los acusa de perdedores y de cobardes. Se sueña millonario y jubilado a los 30 años disfrutando el sol y las playas del mar Caribe. En las estafas Ponzi, son las nuevas víctimas las que pagan las ganancias de los primeros inversores. El estafador con oficinas ostentosas, autos de lujo, aviones, yates, hermosas mujeres famosas, paga publicidad millonaria en medios de comunicación, hace obras de caridad, lubrica con dinero a políticos afines. Cuida mucho sus relaciones públicas, mantiene bien informado al público de los famosos millonarios que se han unido al “negocio”, manda cada mes un estado de cuenta a sus clientes (víctimas) informando el crecimiento exponencial de sus “ahorros”. La codicia por multiplicar el dinero y el miedo a quedar fuera del negocio tienen que mantenerse en el imaginario de sus clientes. Como la voz corre, todos los días se agregan nuevas víctimas aportando inversión. No importa que algunos duden y se retiren con las primeras ganancias, debido a que siempre hay fondos suficientes, provenientes de los nuevos inversores que se agregan. Su codicia fue premiada y se destruyó cualquier indicio de desconfianza, al momento de ver su inversión multiplicada. La mejor publicidad, finalmente, son los clientes satisfechos.

 

 

En la estafa Ponzi, los clientes satisfechos ¡también se multiplican! ¡Las estafas Ponzi son encantadoras, mágicas! Una estafa Ponzi no se puede desinflar. Son como las burbujas, no se desinflan sino que revientan. Solo basta que los clientes sospechen y quieran retirarse del negocio en conjunto o que no entren más clientes nuevos para que la mentira quede al descubierto: no existía ese negocio que daba tan buenas ganancias, era una estafa.

Después de la crisis de 2008, el sistema totalmente descontrolado creó estas burbujas en todo el planeta y en todas las áreas. Existen estafas Ponzi en cientos de subsistemas: el sistema energético, la producción de petróleo, generación eléctrica, gas, energías renovables, sector alimentario, agua, tierra, aire, el sistema educativo y, obviamente, acciones de empresas y deudas soberanas. Estas son las nuevas crisis mundiales que se avecinan.

Hasta aquí es imposible no puntualizar ciertas coincidencias entre la historia de Carlo Ponzi y la de Mauricio Macri: familias oriundas de Italia, fiestas, correo, ancianos, contrabando, fuga de divisas, etc.

 

 

La bomba de las Leliq no es otra cosa que una burbuja financiera. Las tasas de interés usurarias que ganan los bancos y los que juegan a la bicicleta financiera son las señales de que el negocio no tiene forma de ser real y duradero. Y la deuda externa tanto con privados pero todavía más con el FMI, es el mayor fraude de la historia del país. Los más de 260 funcionarios ocupando más de 800 cargos en empresas privadas que llegó a tener Cambiemos en el Estado, aprendieron lo peor del sistema capitalista. No solo son neoliberales, sino que también se benefician con el saqueo que significa semejante fraude.

 

 

Para terminar, recordemos que uno de los pocos presos en Estados Unidos por la estafa de 2008 es Bernie Madoff. Madoff se inspiró en el esquema Ponzi para montar su fraude. Llegó a ser uno de los financistas más exitosos de Wall Street, hasta que se descubrió su mentira. Su estafa masiva se calculó en 65 mil millones de dólares. Sus víctimas en unas 4.800. Lo encontraron culpable de 11 delitos federales y le dieron la máxima condena posible: 150 años en cárcel común.

De nuevo, es inevitable hacer una regla de tres simple verdad. Si el préstamo de 57 mil millones de dólares que el FMI de Christine Lagarde le dio a Macri fue un fraude, ¡cuántos años les tocarían? Unos 131 años…

Y convengamos que cuando el FMI aparece allá por marzo de 2018, lo hace porque los financistas voluntarios internacionales no le prestaban más dólares al Gobierno argentino, porque este ya no podía pagar las deudas que en esos dos primeros años había pedido. Estábamos ya en default. Y lo mismo el FMI nos prestó. Actitud más fraudulenta que esa no conozco.

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