Para alcanzar objetivos de crecimiento se debe complementar la acción del Estado con la de los sectores privados de la producción. Entre esos objetivos se pueden mencionar la implementación de políticas que eleven la productividad, crear nuevas formas de convivencia social, fortalecer las alianzas regionales, equilibrar la distribución de los ingresos y diagramar una planificación de aprovechamiento de todos los espacios y recursos del país. ¿Se está haciendo todo esto? Por otra parte se debe avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria; proteger el medio ambiente y evitar la depredación de los recursos naturales; absorber y adaptar los beneficios de la revolución contemporánea; sentar las bases para una nueva cultura regional; crear nuevas formas de convivencia social y nuevas modalidades en la relación del hombre con la naturaleza; encontrar las bases de un nuevo patrón de industrialización; definir un nuevo patrón energético; redefinir las relaciones económicas y políticas internacionales, y luchar por un nuevo orden económico internacional.
Además, ante el avance de la globalización de los procesos económicos, de las decisiones del poder, los países de la región deben incorporar en sus modelos alternativos, los lineamientos de las alianzas regionales e internacionales para enfrentar aquellos problemas cuya solución debe apoyarse en acciones colectivas. Por otra parte, la política de las inversiones a mediano y largo plazo es crucial para acercar el momento de superación de la crisis, para sostener el crecimiento y sobre todo para consolidar la democracia y satisfacer las justas aspiraciones de mejoras a la calidad de vida de los habitantes de todos los países de la región.
Por otra parte, frente a las crisis que puedan tener, los países en desarrollo no pueden unos, ni están dispuestos otros, a seguir engrosando riqueza ajena sin tener como contrapartida una reciprocidad más equilibrada. Paralelamente, las dimensiones de la crisis están empujando a una mayor competitividad entre los países en vías de desarrollo, haciendo que dirijan sus miradas hacia una mejor explotación de sus recursos naturales e incentivar la complementación económica y comercial con sus pares.
Dentro de este contexto está la Argentina, con problemas estructurales y coyunturales, pero con un potencial vastísimo y en gran parte inexplotado, con extensos espacios vacíos de su territorio, que más allá de los problemas existentes, deberá propiciar una acción concreta para corregir una falencia que es una tentación para los apetitos que van creciendo en el mundo. El desafío del Gobierno nacional es implementar políticas que tiendan a lograr un mayor equilibrio en la distribución de las actividades sociales, económicas y culturales. Equilibrar el país es devolverles a las provincias y a las regiones -en definitiva al país- la vitalidad que tuvieron en algún momento.
