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Especiales Aniversario

La Radio de los Santiagueños, 54 años de historia en tiempo presente

Por Xavier María Ferrera Peña - Redacción del Multimedio LV11- Nuevo Diario

“El sacristán ha visto hacerse viejo al cura; el cura ha visto al cabo y el cabo al sacristán. Y mi pueblo después vio morir a los tres. Yo me pregunto por qué nace la gente. Si nacer o morir es indiferente”. Joan Manuel Serrat (Pueblo Blanco).

Silente parsimonia la de las calles de un Santiago polvoriento que comenzaba a recorrer la década de 1970 sin siquiera intuir los acontecimientos que años después transformarían el rumbo del país de modo definitivo.

La información concentrada en el unicato de una publicación que iba a teñir sus páginas de sangre en complicidad con los verdugos de la historia copaba la opinión publicada. No existían los medios alternativos de comunicación masiva y todo pasaba por el plomo y el papel desde la poltrona obscena que día a día informaba a conveniencia del poder de turno, concentrado a principios de década en el interventor Carlos Uriondo, quien gobernaría estas tierras hasta el 28 de julio de ese mismo año para darle lugar a otro delegado del gobierno federal, el inefable Carlos Jensen Viano.

Don José María Cantos, un exitoso empresario de humildes orígenes, logró con la puesta en marcha de Radiodifusora Santiago del Estero —nuestra querida LV11— la apertura plural de todo aquello que no llegaba a la sociedad y se ocultaba bajo la alfombra empestada de ácaros de los intereses mezquinos que pretendían perpetuar el poder de los poderosos en base a la miseria de los miserables. De los nadies. Era un histórico 29 de marzo de 1970.

“Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies, los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos,

Que no son, aunque sean.

(…)

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata”. Eduardo Galeano (Los Nadies).

La noticia reventó como una naranja podrida contra el pavimento entre quienes sometieron por décadas al obligatorio y monástico “a mandar” y obedecer “callados”. Poco a poco los micrófonos de la AM890 se abrieron para todos, sin distingo alguno de ideología, y los que antes no tenían voz ya podían expresarse libremente y sin censuras. Los nadies comenzaban a tener rostro. Las manos ajadas de los hacheros en Monte Quemado; eran manos reales y los delantales sucios de comadres de menos de 40 años, con rostros de mujeres de 60 a golpe de sol y sufrimiento, también pasaron a ser reales.

LV11 le devolvió la dignidad, el nombre, el apellido y el patronímico a todos aquellos que habían sido aplastados por décadas hasta transformar esta provincia en un manchón en el mapa de una argentina que crecía pujante.

La libertad de los más humildes representó un grito de guerra para quienes veían derrumbarse sus ambiciones como en un efecto dominó. En marzo de 1972 la Dirección General de Rentas fue el brazo ejecutor de la ira de quienes pretendían un pueblo esclavo en contra de don Cantos, iniciando una larga saga de injusticias que terminó en una demanda contra el Estado argentino ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ganó muchos años después.

Punto. Seguido. Es un día de celebración.

“Al hombre le sacaron el agua para poder volar, su vientre fue vaciado por los expertos del exilio. Para poder volar lo llenaron de aire y vive en los globos de todos los niños, todos los 24 de marzo de todos los años en todas las plazas de hijos de padres desaparecidos”. Jorge Rosenberg (Memoria).

Una vieja Spika de tres elementos cuelga de la rama de un viejo mistol en el Bobadal, cuando el sol parte la diagonal del mediodía invitando a la reunión familiar de la chanfaina en el alero del rancho regada con agua de vasija. Suena el informativo llevando las últimas noticias del meridiano de la jornada.

Era un 24 de marzo de 1976. "Se comunica a la población que a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento de las disposiciones y directivas que emanen de la autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones".

Una larga noche de infierno y muerte. La más larga de todas se desataba con la destitución de Isabel Perón. En nuestra provincia tres representantes del poder de Facto harían lo imposible por acallar la voz del pueblo en connivencia con la más rancia prensa local. Daniel Virgilio Correa Aldana, César Fermín Ochoa y Carlos Jensen Viano no pudieron en la embestida: LV11 ya se había transformado en La Radio de los Santiagueños que no cesó en la acometida de cumplir con el objetivo para el que había nacido: Defender los derechos de la sociedad. El saldo hasta 1982 fue atroz: 30.000 desaparecidos sin contar los muertos y el genocidio económico del latrocinio institucionalizado. Si, fueron 30.000. Treinta Mil.

“Mientras miro las nuevas olas yo ya soy parte del mar”. Las nuevas olas (Serú Giran)

A partir de la presidencia de Raúl Alfonsín la Democracia volvió a ondear sus banderas en un país que ostentaba el pobre lujo de acoger una generación masacrada.

En Santiago, como una maldición del destino que indolente sigue su curso como un tachón en el cuaderno, se sucederían las gobernaciones de Carlos Juárez, César Iturre, Carlos Aldo Mujica, Fernando Martín Lobo, la intervención federal de Juan Schiaretti; otra vez Carlos Juárez, Carlos Díaz, Darío Moreno, Mercedes Marina Aragonés de Juárez con la implacable Rama Femenina (Yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con “G”: Juarez!) y La intervención de Pablo Lanusse. Más de 20 años de sufrir gobiernos, traiciones, enconos, promesas políticas siempre incumplidas, interrupciones democráticas; próceres de yeso y pies de barro. Todos pasaron. LV11 permaneció siempre junto al pueblo. En todas y cada una de sus luchas. Y al frente y con la frente en alto su fundador, Don Cantos; levantando la voz contra las injusticias.

No hay un rincón de la provincia al que no lleguen las voces de La Radio de los Santiagueños. La construcción colectiva se entrelazó con la fuerza del mimbre para sostener la dignidad en el infortunio. A partir de 2005, Santiago comenzó el camino del despegue que tanto merecía y en exceso le fue negado.

Hoy, conducida por José María Cantos, La Radio de los Santiagueños se renueva en equipamiento, recursos humanos y será parte importante del nuevo edificio que ya se está terminando de erigir como un tótem en la esquina de Libertad y Olaechea, donde las casuarinas alivian el agobio y le dan un marco de esplendor al paisaje del parque Aguirre.

LV11 es parte de ese paisaje. Del paisaje de una provincia que no se resignó en la lucha. Y que, por la voluntad de un solo hombre (como dice mi amigo Juan Diego Bálaga) logró torcer su destino. Y ese hombre, don Cantos, figura en las páginas más brillantes de la historia grande de este pueblo.

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