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Especiales El Historiador Bandeño

Cómo fue la construcción del Mercado Armonía de Santiago del Estero en 1936

Lo mandó a hacer el entonces intendente de ciudad Capital, don Pedro Ricci. Sus orígenes, por el Prof. Fernando Ramiro Godoy.

El Mercado Armonía de Santiago del Estero es uno de los íconos de nuestra provincia. Allí es posible hallar las mejores comidas tradicionales y típicas de esta parte del mundo, productos de talabartería y muchas pero muchas cosas más.

Es lugar de visita obligada para miles de personas a diario y tiene una interesante historia que se remonta a la década del 30, en el siglo pasado.

El Prof. Fernando Ramiro Godoy lo relata de la siguiente manera:

¿Cómo fue la construcción del Mercado Armonía de Santiago del Estero en 1936? En este año, quien era intendente de la ciudad, Pedro Ricci, decía que no se podía seguir teniendo un mercado viejo, sucio y angosto, que parecía "la imagen de la derrota". Y tuvo un proyecto inteligente y audaz: el de construir uno amplio, agradable, con previsión para el futuro, que sea fácil de asear y permita incorporar las novedosas instalaciones frigoríficas, indispensables para el mantenimiento de la carne.

Pero, ¿con qué plata se haría? El proyecto de Ricci consistía en construir los puestos de venta y alquilarlos. Se arreglaría con el constructor y se le concedería el derecho de cobrar esos alquileres hasta que se le pague por su trabajo.

Los concejales dieron su aprobación y se lo habló al Arq. Jorge Kalnay para que proyectara la obra. La licitación la ganaron las empresas Bromberg & Cia. y Siemens Bauunion, que habían construido la fábrica de cemento en Frías (Dpto. Choya).

La construcción la dirigió el Ing. Pablo Baranizki. Sin inconvenientes, fue inaugurado el 15 de febrero de 1936.

Hablaron el nuevo intendente, Alfonso Latapié, y el gobernador radical Juan Bautista Castro, que ya terminaba su mandato y era ferozmente criticado por esta monumental obra, a quienes le contestaba en el discurso inaugural: "Hoy se construye para el futuro; las generaciones del mañana participarán de estos beneficios".

Tan acertado estaba el gobernador, que si hubiera reducido a la mitad su objetivo -que era más que suficiente para la época-, habría cometido un gran error.

Hacia el año 1997, los santiagueños se preguntaban: Si no se lo construía, ¿se hubiese podido después adecuarlo a las necesidades actuales?

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