
El Parque Laguna Blanca, enmarcado en un entorno imponente de volcanes, basaltos, mallines y lagunas en el oeste de la provincia de Neuquén, conserva una porción representativa de la estepa patagónica, y es uno de los 22 Sitios Ramsar —Tratado sobre conservación y uso racional de humedales— que se encuentran en el país. En vehículo se deben transitar 12 km en dirección sur por la ruta nacional Nº 40 y luego se desvía a la derecha 25 km por la ruta provincial 46 hasta el centro de visitantes. Es el umbral de ingreso al Parque Nacional Laguna Blanca, desde aquí es posible conocer de modo interpretativo y didáctico los objetivos de creación y las acciones de conservación del área protegida.
Cuenca
El rasgo central del sitio lo constituye, justamente, la laguna Blanca ubicada en el centro del Parque Nacional, que representa la máxima cuenca endorreica de la región basáltica del oeste provincial.
Dentro del área protegida habita una elevada biodiversidad integrada por unas 350 especies de plantas, 130 de aves, 50 de mamíferos, 12 de reptiles, 3 de anfibios y numerosos artrópodos.
Especies únicas
Muchas de estas especies son únicas de la Argentina —algunas sólo se han registrado en la provincia—, incluso unas cuantas son propias del área protegida y sus alrededores, como por ejemplo “la ranita de la laguna Blanca”, cuya presencia en los humedales es señal de la calidad del hábitat de estos ambientes.
Todas las lagunas del área protegida tienen la particularidad de haber evolucionado sin la presencia de peces, lo que las hace únicas en cuanto a su estructura comunitaria acuática y a la presencia de numerosas especies de aves que utilizan el abundante recurso trófico que tienen a disposición.
Un registro de técnicas de pintado y grabado
Una singularidad del Parque está dada por el registro de técnicas de pintado y grabado juntas en un mismo sitio.
Los sitios arqueológicos relevados hasta el momento en el Parque están representados por sectores a cielo abierto, abrigos rocosos pircados asociados a sitios a cielo abierto, y abrigos rocosos con arte rupestre, a lo que se agregan los sitios de paso de veranadores y otros de pobladores antiguos que indican que el lugar fue un punto clave de abastecimiento.
El Parque Nacional Laguna Blanca fue uno de los tres primeros en haber sido incorporados como Sitio Ramsar por la Convención Mundial de Humedales.
En este marco, el Parque Nacional tiene como prioridad la restauración de la laguna Blanca, cuyo objetivo principal es la disminución de la población de percas a través de un proyecto de pesca artesanal en conjunto con las comunidades locales, como también la pesca recreativa abierta para el disfrute de los visitantes del mes de abril a octubre de cada año, entre otras medidas de manejo.
La disminución de la población de perca no sólo permite el desarrollo de las plantas acuáticas, sino una mejora en la calidad del agua.
Desde hace muchos años habitan comunidades mapuches y criollas
Entre los años 1943 y 1968 se efectuaron sucesivas siembras no autorizadas en la laguna Blanca principalmente de percas, una especie nativa de la Argentina y Chile, pero que no ha co-evolucionado en este tipo de lagunas. Así, la llegada de este depredador novedoso generó múltiples efectos negativos en el ecosistema lagunar, que empezaron a ser evidentes en la década del ‘90, principalmente con la disminución en la diversidad y abundancia de aves debido a la “gambarusa”, una planta acuática sobre la cual anidan distintas especies, entre ellas el cisne de cuello negro, emblemática del Parque.
Dentro del área protegida y en sus alrededores habitan desde hace muchos años comunidades mapuches y criollas que enriquecen la zona con un gran valor cultural.
La evidencia lítica permite estimar un poblamiento de unos 2.000 años de antigüedad entre el siglo VII hasta momentos posteriores a la formación de los virreinatos siglo XVII.