El sueño de comunicarse directamente con las computadoras a través del pensamiento está más cerca que nunca. Aunque llevarlo a la práctica todavía puede sonar como una historia de ciencia ficción, la posibilidad aparece en el horizonte de las posibilidades del ser humano.
Por ahora, la investigación sobre las interfaces cerebro-máquina (ICM) se centra en las personas con parálisis. Y la mayoría de los dispositivos se prueban en un entorno médico, aunque algunos se usan con más frecuencia en la actualidad.
Y no son pocos los laboratorios y empresas que ya han demostrado que es posible controlar diferentes tipos de programas informáticos a través del pensamiento gracias a implantes cerebrales.
Las últimas hazañas en este rubro son sorprendentes. Hagamos un repaso:
En Lausana, Suiza, en mayo, un holandés parapléjico logró caminar y controlar sus pasos con el pensamiento gracias a electrodos en el cerebro y la médula espinal y tecnologías de inteligencia artificial que permiten decodificar intenciones de movimiento en tiempo real.
Ese mismo mes, científicos estadounidenses desarrollaron un decodificador de lenguaje, que traduce el pensamiento de una persona en escritura, después de entrenar el cerebro durante largas horas en un aparato de resonancia magnética.
Por su parte, la start-up estadounidense Synchron tiene su apuesta en Stentrode, un stent que se inserta en el cerebro a través de la vena yugular. Este procedimiento quirúrgico se ha vuelto común para las operaciones de corazón y que no requieren abrir el cráneo.
El caso de Synchron es singular. En 2021 fue autorizada por la agencia de medicamentos de Estados Unidos, la FDA, para realizar ensayos clínicos con la tecnología del Stentrode y una docena de pacientes con enfermedad de Charcot (una parálisis muscular progresiva) ya cuentan con uno.
Una vez colocado, el Stentrode le permite al paciente usar servicios de mensajes como la plataforma Whatsapp o navegar en línea sin manos ni voz, haciendo clic con el pensamiento