
En la actualidad estas obras se llevan a cabo en todas las ciudades del mundo, llevando el teatro a la calle como expresión popular, el teatro callejero es una expresión cultural que se creó con el fin de acercar las expresiones teatrales al pueblo, en lugar de que las personas paguen una entrada a una sala se optó porque las obras salgan a la calle.
Las obras de teatro callejero generalmente son diferentes a las que se exponen en los teatros, siendo casi siempre creaciones grupales donde se aprovecha el contexto en que se desarrollan e incluso algunas hacen al público participe de éstas, la mayoría de las obras tienen un trasfondo y un contenido social, donde se promueve la lucha y el cambio social, el animarse a romper con las estructuras establecidas y los límites.
Uno de los beneficios que tiene el teatro callejero es que cualquiera puede acceder a presenciar estas obras logrando diversificar el público y que personas que nunca concurren al teatro puedan disfrutar de ellas sin tener que pagar una entrada, que en ocasiones no lo pueden hacer.
TEATRO DE CALLE
Teatro de calle o teatro callejero, puede denominar a cualquier tipo de escenificación, dramatización o representación, con voluntad artística o de espectáculo, que se hace en escenarios urbanos más o menos improvisados, al aire libre y sin que los espectadores hayan tenido que pagar. En los diccionarios temáticos se define como un estilo de teatro que se presenta “en lugares exteriores a los edificios tradicionales”; y se enumeran: calles, plazas, zocos y mercados, estaciones de metro y ferrocarril, recintos universitarios al aire libre, etc.
Algunos textos y autores identifican el teatro de calle con el teatro en la calle, que no es propiamente dicho un estilo de teatro sino una referencia a un espacio escénico. Por ejemplo, la representación del Tenorio Mendocino en Guadalajara es una muestra de teatro romántico en las calles de esa ciudad española. Un caso a caballo entre ambos conceptos (en la calle, y de calle), es el de la compañía de marionetas gigantes Royal de Luxe. Por su parte, el Living Theater fue considerado como uno de los inspiradores del concepto moderno del teatro de calle por su valor ideológico, a cuya estela se desarrollaría gran parte del teatro independiente y el teatro experimental.
La moderna ideología del teatro de calle partió de la voluntad de rechazar los recintos teatrales convencionales en busca de un público que no frecuenta el teatro, como acción sociopolítica directa. Se trataba de abandonar los esquemas y escenarios habituales, muy mediatizados, aliando el fenómeno de “la animación cultural con la manifestación social”, en espacios urbanos que favoreciesen la convivencia a partir de la provocación. Ese valor ideológico original hizo que durante la primera mitad del siglo XX se asociase el teatro de calle al teatro proletario y más concretamente a la fórmula conocida como agit-prop.
A partir de la década de 1960, el teatro de calle se inclinó progresivamente hacia objetivos más estéticos que políticos, aunque se mantuvo fiel a su “capacidad de subvertir lo cotidiano” e incluso aumentando en muchos casos sus ingredientes de espectáculo de provocación. Nacen en dicha época Bread and Puppet y el Magic Circus, coreados por toda suerte de happenings y acciones sindicales.
En la década de los 90 nacen compañías que hacen intervenciones en el espacio urbano con creaciones de teatro de calle de nueva generación con la utilización en sus obras de recursos tecnológicos, efectos de iluminación, sonido, efectos especiales etc... que se integran en el medio urbano y la estética de la obra. Un claro ejemplo de esta nueva tendencia es la compañía española Carros de Foc, fundada por Miguel Ángel Martín Bordera, que además de todo lo anterior, incorpora un sello propio con marionetas gigantes móviles y una dramaturgia inspirada en las Hogueras de Alicante.
El teatro de calle puede considerarse precedente de productos tan antagónicos como el teatro de guerrilla (Teatro Campesino mexicano y la San Francisco Mime Troupe), o variantes amables del teatro de improvisación como Improv Everywhere.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Se atribuye al griego Tespis el uso de un carro como tribuna o escenario en la plaza del mercado de Atenas, allá por el siglo VI aC. Ya en la Edad Media, los misterios (piezas dramáticas ricas en ángeles y demonios) también tenían como marcos públicos las plazas de villas, atrios de iglesias y otros recintos castellanos.
Al comienzo del siglo XVII, Agustín de Rojas Villandrando, en El viaje entretenido (1603) clasifica ocho tipos de compañías de teatro ambulante activa en la época: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía, agrupaciones de cómicos que, salvo raras excepciones, representaban su variado repertorio al aire libre. Una consulta superficial de diccionarios y manuales de teatro del siglo XX, dará como resultado un número similar de fenómenos dramáticos asimilables como teatro de calle: teatro espontáneo, teatro improvisado, teatro alternativo y/o experimental, teatro invisible, de guerrilla, de participación, performance, happening, y opcionalmente, teatro posmoderno y teatro circular.
Todos los autores coinciden en que, paradójicamente, el teatro de calle, tan arraigado a la anarquía en su origen, haya ido institucionalizándose, al abrigo de festivales de teatro en recorridos urbanos con subvención municipal, como instrumentos de políticas de renovación urbana o hermanos urbanitas del land art.11. Otros estudios incluyen como teatro de calle diversas expresiones, montajes y escenificaciones al aire libre, como algunas “performances” de grupos como el colectivo catalán La Fura del Baus o los holandeses Close-Act Theatre.