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Especiales #Relato

Primera Plana: ???su vida no será, una noticia excluyente??????

Diario, diario, diario. El grito, se antepone a la figura, como un prefacio de las noticias que se esperan o se conocen a medias.

Diario, diario, diario

 

El grito, se antepone a la figura, como un prefacio de las noticias que se esperan o se conocen a medias; no hay impedimento para su arribo, empuja el calendario, sobre las varas de metal, viviendo las peripecias que el oficio le crea, conoce las rutinas de sus clientes, puesto que algunos gozan de la entrega domiciliaria; que siempre, deriva en otra cosa.

 

“Eh ojala no este suelto el perro de doña Paula, la otra vez me ha corrido dos cuadras  es porquería”, piensa Rodolfo  

 

Deseo incumplido, el chillido de la cadena promueve los ladridos, que suman adherentes en el perímetro y dificulta su atención.

 

-Ah, ah perro i mierda, doña ate ese perro pue o dele de comer je je mejor haga las dos cosas o se va quedar sin diario eh, yo sé porque le digo doñita.

 

Mientras escucha el reto a su rival, en la sanción doméstica, se aleja, por un rumbo de crónicas a pedal y tras un sorbo de aire, dispara su mote jornalero.

 

¡Diario, diario!                                    

 

Un silbido a su espalda, le hace girar la vista, hacia el cerquito de caña y alambre.

 

-Eh, Humberto, ya voy, ¿qué hay viejo, de vacaciones?

 

-Ajam, una quincena me voy a tomar, después tengo que ir a la empresa me mandan pal sur, creo.

 

-Ah mira, todo bien che.

 

-Y si, trabajo hay, no pagan como se debe pero no hay otra.

 

-Sobrevivir cumpa de eso se trata, cambiando de angustia, otra vez tú equipito reclamando penal, eh no tienen vergüenza. 

 

-¿Ah? pero que hablan ustedes que ganan  todo, bajo sospecha ja, ja ¿y que más trae el diario?  

 

-Mira la tapa, ya están en campaña; meta beso, abrazo y promesa nomás y que no te garren quieto sino te van a pintar con cal y guarda con el engrudo también ja, ja porque no sacan esos afiches, hechos los cara linda los dejan, que   culiaos que son y bueno, lee el resto sino para que compras y fijate el horóscopo, dice que tu equipucho gana el domingo.

 

Festejando la  broma se despide, para seguir con su cometido, esquivando los charcos post lavandería, que lo obliga ir más despacio y levanta en rara cuclillas  los pies. 

 

“Cuando va ser el di que no arrojen tanta agua en el mismo lugar”, piensa Rodolfo.

 

                                         

 

A pura constancia gana la acera instigando su silueta tras el manubrio y en la parada de colectivo, un rostro conocido lo espera.

 

-¿Eh Lito de viaje?

 

-Aja, tengo que comprar repuestos de la moto, che ya pasado el de las ocho.

 

-No, no justo mira ahí viene.

 

-Ah sí, dame el diario pa entretenerme, que número a salido anoche.  

 

-El treinta y dos.

 

-¿Qué? Eh una  semana  loi seguido, vas a creer, otra vez será.

 

A él también se le escapa la fortuna o el azar no lo tiene en sus prioridades; no responde, pero espera abrir sus hojas y que su pálpito coincida con la jugada, esa fija, que  lo libere de sus apremios, esos renglones que no imprimen a sus pies.

 

Termina su recorrido y sobran algunos ejemplares, que espera venderlos en su puesto del centro, en donde comparte la vida con los amigos, se relata las efemérides usuales, se arregla el mundo de un pincelazo, se arma la selección ideal, porque todos son técnicos, se implementa una economía de hogar, se analiza al candidato que viene, según el grado de avaricia; el puesto, ahí, donde la sonrisa es un milagro común y el gesto amable presupone un deseo sincero, allí, donde se hojea la existencia, lo que pasa en el otro lado del globo o se vaticina la fecha futbolera; es mirar como por una ventana de papel los extremos del planeta y asomarse en esa intimidad del espectáculo, de aquellos que  nunca sabrán de sus comentarios, pasa de mano en mano y los ojos escarban en el aviso, cuestiones mundanas, y en el sorbo se van esas imágenes ajenas.

 

-Cambia de yerba, agua tibia me estás dando.

 

-Qué clima preguntas vos si estos nunca le pegan mi vieja sabe más cuando le duele los huesos, viene el cambio.          

 

Reunidos como una diapositiva rústica, que nadie compra, pero que se extiende, luego de su periplo mañanero, que dura hasta el mediodía, iniciando su regreso, con el manojo de la edición, que aprisiona el brazo; sin guardarse posdatas o dejando alguno quizás para otro encuentro o aventajando una primicia de la farándula local.

 

-Che ya me está picando a mí y han de ser cerca de las doce, comenta Fidel.   

 

-Si, por ahí, responde otro.

 

-Eh, manga de desgraciaos han acabao el azúcar  y se van ¿ahora tengo que tomar amargo yo?

 

-Claro, hombre cuidate de lo dulce, así  no gastes en remedios con lo caro que están. 

 

-Eh no se hagan los boludos eh, mañana traigan aunque sea suelta.

 

Por las calles la gastronomía libera sus encantos y a esa hora las radios ya consumieron las páginas, y suelta su voz para cotejar con ese adversario, antes que la información envejezca.

 

¡Diario, diario!

 

Llega a su casa, donde lo espera Estela con su hijita, deja a  su secuaz de caño en el fondo, palmea el lomo del osito, la mascota quien un estornudo le ataja la señal de bienvenida a Rodolfo. En la mesa las ocurrencias de siempre, mientras escuchan un ritmo de moda.

 

-Papi le aumento.   

 

-Porque no escuchas bien.                   

 

Una mirada de Estela sirve para no interferir, pero agrega con la intensión de obtener  una respuesta por lo menos aceptable. 

 

- Y vos sabes chiquita lo que dice la  canción, no está en inglés.

 

-No, no sé, pero me gusta la música. ¡Ah! en la escuela me piden diarios viejos son para manualidades, así que  no le des a otros chicos son para hacer mascaras.

 

-¿Mascaras?

 

-Claro papi, esas van aquí ¿ves?- dice mientras se cubre la carita, -uno se pone así y habla tras la máscara y bueno habla; todo lo que  quieres, porque, porque, nadie te ve la cara y así es fácil, porque, porque es como estar escondiendo la cara todo el tiempo, ¿es así queno mami?         

 

    -Si mi nena, para eso son las máscaras.

 

Luego del almuerzo se comparten las tareas, pero continúa el dialogo con las expectativas de ambos, sueños e ilusiones que se estampan en la remera del alba, las cosas simples y valiosas, que sugiere la integridad.

 

-Papi voy a dar una vueltita con la bici.        

 

-Anda, pero no te alejes mucho; che flaca, mañana voy a ver a esos de la fundación, por los micros emprendimientos, y pensado en un quiosco pero para atenderlo después del reparto.

 

 -Y lo del concejal Terreira, no te decía que cuentes con él o está verde eso.                 

 

 -Como la cara de él, ya va andar pidiendo el voto, dejalo.                                                   

 

La noche abre su folio y se va, por esa tinta nocturna, pedaleando hacia otro matutino, donde ilustran sus pasos, en un mensaje que tipea un ángel de papiro. Se va, tras el eco de su voz, arreando un alfabeto, que nada dice.

 

Otro sol, otra aurora, rodando en esas páginas de tierra y tilde de asfalto, con idénticos ademanes por el litigio canino, el rumor de la estrella lo acompaña y la garua, le bautiza su vocablo inconfundible, que lo suelta en la edición del viento.

 

¡Diario, diario!

 

Curiosidades, clasificados, la trama de la política, deportes, debates comunes, una ronda de mates y hojear las ocurrencias.

 

-La otra vez, en la parte de los finaos, vean puesto la foto de uno que se estaba riendo, eh poco serio eso queno, comenta uno.

 

-Mira  este coso tiene, sesenta y dos mil millones de mangos, de dólares pue, que desgraciao, ¿che Rodo que comprarías con esa guita?

 

-Otro termo, mira este, hecha más afuera que adentro.

 

Su vida, no será la noticia excluyente del día, ni sus avatares ocuparán un sitio en las portadas, pero él, redacta su existencia, desde el tintero de su grito nómade, ese zarandeo por las callejuelas, que dispersa el timbre de su oficio.

 

¡Diario, diario, diario!      

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