En 1901 don Andrés Figueroa, como jefe general de la policía, comenzó su gestión municipal, porque ese cargo, también implicaba funciones municipales. Tuvo apoyo de los vecinos de la capital, por el inicio del trabajo de secado de los bañados en el Dulce, que serían el preludio del plantado de los primeros eucaliptos en lo que sería el Parque Aguirre. En 1902 la prensa local, siguió su gestión municipal, y lo convirtió en un político eficaz a la hora de solucionar problemas urbanos. Y Santiago era una ciudad que estaba despegando de su sueño colonial, por lo que los problemas eran muchos.
Figueroa en 1904 fue intendente de la ciudad Capital de Santiago del Estero, dirigiendo la comuna tres veces en forma consecutiva. Fundador del barrio Centenario, tenía intenciones de donar terrenos a familias de pocos recursos, así levanten sus viviendas, por lo que estuvo siempre preocupado por los sectores sociales más carenciados, por eso construyo el Parque Aguirre, para frenar las epidemias que barrían con la población santiagueña. Los cambios urbanos marcaron su gestión, como la plaza libertad, que fue reacondicionada, con su famosa fuente enviada por las autoridades nacionales. Con la buena predisposición del gobernador Pedro Barraza, Figueroa, alejo del centro, tintorerías, barracas, y curtiembres, saneo las aguas estancadas en tierras bajas, y comenzó a plantar los eucaliptos en toda la ciudad. La expansión del empedrado, y las aguas corrientes, mereció que el gobierno provincial reconociese la labor de Figueroa como intendente. La construcción de avenidas y jardines en el Parque, el mercado Armonía, la capilla del cementerio, y la organización del cobro de la renta municipal, coloco a Figueroa como el que sentó las bases del gobierno municipal en Santiago del Estero. Mejoró el tráfico, y esto le dio a la ciudad un aspecto más acorde a las capitales de las provincias del país, estableciendo señalizaciones, e indicaciones en las calzadas de la capital.
Figueroa fue uno de los impulsores del acta de fundación de la Municipalidad de Santiago del Estero, quien fue acompañado por el gobernador Pedro Barraza, y los concejales Manuel Gallardo, y Alfredo Ricci, y el auspicio de 100 miembros de la elite de la capital, con lo que quedó constituida esta importante repartición municipal santiagueña.
Con las ordenanzas municipales comenzó a regular la vida societal de la capital, y comenzó con el centro, trabajando sobre las aguas servidas, los carruajes, las patentes, y generadores de vapor. Estas normativas fueron recibidas de distinta forma, algunos vecinos se resistieron, otros lo aceptaron. En 1906 se pone en marcha la usina eléctrica, el matadero municipal, la banda de música con su retreta, se enreja el Parque Aguirre, y se trae plantas de Las Palmas, en Córdoba, con lo cual los jardines se vuelven una atracción del citado paseo santiagueño.
En 1907 estaba ampliando la pavimentación urbana, construyendo el parque, y estaba refaccionando el cementerio municipal, y esto implicaba recursos del gobierno provincial. La idea de Figueroa como intendente siempre fue extender los servicios a los barrios más carenciados, y esta visión de los sectores populares le hizo ganar muchos adeptos entre el vecindario capitalino más necesitado de obras de progreso. Por lo tanto, extendió el consumo de agua, alumbrado eléctrico, construcción de veredas y cercas, limpieza pública, recaudación de impuestos, y edificación.
En 1908 como intendente realizo la demarcación urbana de la zona rural, extendiendo el radio de acción municipal, por el norte hasta Huaico Hondo, y Tarapaya, y por el sur Conteras, Los Flores, y Chumillo. El siguiente paso en 1909 fue sacar del centro, las carnicerías, y las casas de tolerancia, ubicándolas al oeste de la ciudad. Esto ocasiono algunas protestas, pero continuó con la urbanización.
Alejado de las intentonas revolucionarias, se dedicó a hacer progresar la ciudad en el plano urbano, extendiendo su política edilicia al oeste de la Avenida Belgrano. Por lo que construyo plazas, ordeno el tránsito de carruajes, arreglo caminos, y puentes, y proyecto la instalación de tranvías. Así, inició la “apertura de calles” (Figueroa, 1910: 13), de los que sería el centro de la ciudad capital, y para tal proceso, empujo a las orillas, los hornos de ladrillo, por considerarlos poco higiénicos, y estéticos. Combate la epidemia de viruela con una vacunación de 170 personas, y la desinfección de casas, y a pesar de la resistencia de la gente a vacunarse, logra contener el problema en la capital. Reparte a 60 personas pobres, lotes en el barrio centenario, después de debates políticos, donde la oposición se opone a la medida municipal. Reparte ropa a 1000 niños pobres, quedando 1000 más en lista de espera. Con estos datos mostramos un Figueroa, que siempre pensó en los más desposeídos de la capital de Santiago del Estero.
Para el centenario de mayo en 1910, Figueroa hace acuñar medallas conmemorativas a la fecha, con la esfinge de Belgrano, y San Martín, dos de los próceres que más admiro nuestro autor. Pinta las casas de celeste y blanco, ilumina las plazas, y coloca el escudo de la ciudad en todos los organismos municipales, porque considera que el centenario de las fiestas mayas es el punto de partida de la nación.
Con estos datos mostramos el papel central que tuvo Figueroa, en los cimientos de la gestión municipal de nuestra querida ciudad.