El salteño Emmanuel “Coca” Vilte, de 39 años, falleció en los últimos días en la ciudad de Pokrovsk, en el este de Ucrania, tras ser alcanzado por un dron ruso. Vilte combatía del lado ucraniano desde el año 2022 y se convirtió en el primer argentino confirmado muerto en la guerra entre Rusia y Ucrania, iniciada en febrero de ese año.
La noticia fue confirmada por allegados y medios internacionales que dan seguimiento a los combatientes extranjeros involucrados en el conflicto. Vilte se había unido voluntariamente a las fuerzas ucranianas poco después del estallido de la guerra, dejando atrás su vida en Argentina y comprometiéndose con una causa que consideraba justa.
Emmanuel tenía una hija junto a una mujer ucraniana, lo que lo vinculaba de forma directa al país invadido. Su historia es una de las tantas que reflejan cómo el conflicto, aunque geográficamente lejano para los argentinos, tiene implicancias globales y moviliza a ciudadanos de diferentes nacionalidades.
Pokrovsk, donde perdió la vida, es una de las localidades del óblast de Donetsk, una zona intensamente disputada entre las fuerzas rusas y ucranianas. Según informaron fuentes cercanas, el ataque con dron fue parte de una serie de ofensivas que vienen recrudeciendo en el este del país.
Una decisión de vida y muerte
Aunque no trascendieron detalles oficiales sobre su rol dentro del ejército ucraniano, se supo que Vilte integraba una de las unidades que reciben a combatientes extranjeros voluntarios. Su decisión de abandonar Argentina y sumarse a la defensa de Ucrania se enmarca dentro de una tendencia creciente de internacionalistas que actúan por motivaciones ideológicas, personales o humanitarias.
Amigos y conocidos de Vilte lo recuerdan como alguien valiente, comprometido y profundamente convencido de sus ideales. Su historia también pone sobre la mesa la participación internacional en la guerra y cómo el conflicto, lejos de acotarse a sus fronteras, sigue sumando víctimas y protagonistas en todo el mundo.