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El País

La Justicia rechazó un pedido de los jugadores de Vélez: seguirán con prisión domiciliaria

La jueza rechazó la impugnación que presentaron los abogados de Abiel Osorio, Braian Cufré y José Florentín. Los futbolistas deberán permanecer en Tucumán.

Después de que se conociera la declaración de la joven que denunció por violación a los jugadores de Vélez, donde relató escalofriantes detalles, la jueza Julieta Casas desestimó el pedido de Abiel Osorio, José Florentín y Brian Cufré y determinó que sigan con prisión domiciliaria y tobillera electrónica.

Ernesto García Biagosh, uno de los abogados de Cufré, habló con la prensa y dio más detalles de cómo seguirá la causa para los tres futbolistas: “Están privados de su libertad y hasta que no tengan sus aparatos electrónicos tendrán una custodia policial en el domicilio que tenemos que presentar”.

Los cuatro imputados deberán pagar cauciones de $50.000.000. Luego de abonar la suma, deberán permanecer por 90 días en una vivienda en Tucumán. Sobre ese tema García Biagosh detalló: “Hasta que cumpla la caución real, Sebastián Sosa va a seguir detenido. Nosotros ofrecimos un monto compatible en moneda extrajera que había pedido la jueza”.

Por su parte, Sebastián Sosa sigue realizando los trámites para recuperar su libertad, aunque deberá cumplir con la obligación de presentarse cada 15 días en Tucumán.

 

De qué se acusa a los futbolistas de Vélez

  • Braian Cufré: abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas.
  • José Florentín: abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas.
  • Abiel Osorio: abuso sexual con acceso carnal.
  • Sebastián Sosa: abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas en calidad de partícipe secundario.

La declaración de la joven que denunció a los jugadores de Vélez: “Desaté de mi bombacha un fajo de plata”

Un medio accedió a los detalles del relato que hizo la mujer sobre el supuesto ataque sexual que ocurrió el 3 de marzo en la habitación 407 de un hotel céntrico de San Miguel de Tucumán. También habló del infierno que vive en la actualidad. Sigue la investigación sobre Florentín, Cufré, Osorio y Sosa.

  • “Primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas, me parece una locura. Yo tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas”.
  • “Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola, ni siquiera comprar un libro al shopping por la mirada de la gente. Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y sobre todo, las ganas de vivir pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia”.
  • “Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, poniendo textual (al referirse a los mensajes con Sosa) que no se desubiquen, yo en ningún momento digo sí ‘fiesta loca para todos’. Nunca fueron mis palabras. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje que yo estas cosas las hago sola, yo me refiero a que yo siempre, siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir, para lo que sea, yo me maneje sola, y en privacidad. Tucumán es muy chico y yo nunca en mi vida he querido que mi vida deportiva, mi vida periodística, mi vida privada, lo que sea, se confunda con este hecho, como hacen creer acá. Yo di mi consentimiento para ir voluntariamente, pero todo lo que pasó después no estuvo consentido. Yo acepté ir espontáneamente todo lo que sigue después no lo acepto”.
  • “A mí me parece muy injusto que estas cuatro personas sigan con su impunidad. Viviendo en una casa lujosa en country o en donde sea, cuando mi vida es una cárcel y un infierno. Porque no es como dicen ellos, que su imagen pública está perjudicada, que no puede ir a ningún lado y yo tampoco puedo hacerlo y me llegan cosas aberrantes a todas mis redes sociales, a todas. A mí también me han iniciado una persecución mediática por parte de ellos, cuando han filtrado mi cara, porque mi nombre circulaba, pero para nada confirmado, cuando me filtran los chats con mi cara en un audio hicieron una comprobación de que ese Instagram y esa cara era mi identidad. Yo ya no tengo nada en la vida, no tengo privacidad, no tengo identidad, no tengo intimidad, no tengo absolutamente nada, solamente tengo mi vida, es lo que me motiva a seguir acá y a pelear por mí y por todas las que venimos atrás”.
  • “El señor Sosa me seguía manipulando por chat con que había sido un buen momento, con que no me amargue, con que él me ve siempre bien y yo ahí empiezo a atar un poco los cabos y le digo; pero pará. ¿Cómo podés haberme visto bien, si vos estabas durmiendo, entonces qué, o me veías o dormías?”
  • El reclamo también alcanzó a Cufré y Florentín que luego del presunto ataque sexual en la habitación del hotel, según la investigación, decidieron bajar al casino del edificio. “Me vengo a enterar recién ahora y en la cámara de seguridad se los ve abrazados y riéndose, como una victoria, por lo que me habían hecho, ¿qué, lastimarme y agarrarme en un estado totalmente de vulnerabilidad en contra de mi voluntad, es como un trofeo? Me encantaría entender bien qué sentían en ese momento: ¿qué habían ganado?”, les preguntó la joven mujer, mientras en la sala reinaba un profundo silencio.
  • “¿Qué yo pedí plata para volverme a mi casa? Yo no le pido plata a nadie, nunca en mi vida. O sea, eso es totalmente una mentira. La imagen mía de desatar de mi bombacha el fajo de plata, me genera repugnancia. Que me pagaron por lo que me han hecho o me querían callar por lo que me habían hecho: una de las dos cosas. Seguro”

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