La última imagen que la muestra con vida es en el ingreso al hotel alojamiento Satélite, en Ingeniero Budge. Malena Soto (25) sonríe. Luce tranquila y despreocupada, sin sospechar que Enzo Daniel Chamorro (26), el joven que a su lado recibe las llaves de la habitación número 17, sería filmado un rato más tarde mientras intentaba escapar por el estacionamiento.
Chamorro, que hasta hace unos meses había jugado profesionalmente al fútbol, está detenido y deberá responder por el femicidio de Malena, su novia, que fue encontrada degollada en el baño de la habitación. Su cuerpo estaba tendido sobre un charco de sangre.
“Malena era libre y él no lo soportaba”
“Ella lo quería dejar y él no lo soportó. Ya estaba decidida a no volver con él”, dice a TN Florencia, prima de la víctima, y retrata la hipótesis central de la investigación, que reúne los principios elementales del femicidio: “Él era muy celoso. La perseguía, la hostigaba, no la dejaba en paz. Se le aparecía de sorpresa en los lugares donde ella se movía”.
El fiscal Jorge Grieco imputó a Chamorro por “homicidio agravado por el vínculo” y tiene la certeza de que el acusado planificó el crimen: en el ingreso al hotel escondía entre sus ropas el cuchillo con el que asesinó a Malena.
Cuenta Florencia que la relación de su prima con el detenido “ya no iba bien”. Que ella “era muy libre y él no lo soportaba”.
“Hace dos meses le veníamos diciendo que no era normal que él la anduviera persiguiendo”, remarca, y agrega que Malena denunció a Chamorro en la Comisaría 5° de Villa Diamante, Lanús, a principios de diciembre: “Le iban a dar un botón antipánico que nunca llegó. Lo mismo con la perimetral”.
Malena era mamá de Emma, de 5 años y fruto de una relación anterior. La nena era su pequeño gran mundo. “Trabajaba todo el día para ella. Limpiaba casas y era peluquera: le gustaba cortarles el pelo a hombres. También compraba artículos en Once y los revendía. Todo lo que ganaba era para su hija, y él (Chamorro) le había sacado la plata de la nena con el argumento de que ella lo iba a malgastar”, sitúa Florencia.
“Chamorro forzó la cerradura tres veces y se le metía en la casa”
La víctima vivía en Lanús Oeste, en una casa en el mismo terreno que sus padres, Andrea y Arnaldo. Había denunciado a Chamorro porque “se le metía adentro sin que ella supiera”. La familia afirma que el detenido “forzó la cerradura tres veces y se le aparecía de madrugada, encapuchado y en bicicleta. A veces incluso ella se despertaba y lo tenía a él a su lado”.
“Él le robaba cosas. Le sacó unas zapatillas nuevas, el celular que usaba la nena para ver videos. Después le mentía. Le decía a mi prima que no había sido él”, sigue Florencia.
Ese dato quedó certificado a partir del hallazgo, por parte de la DDI de la Policía Bonaerense, de una tarjeta SUBE a nombre del acusado en la escena del crimen. Ese indicio fue fundamental para identificarlo y localizar su domicilio, en Lanús.
“No sabemos si antes tuvieron una discusión. No sabemos si la mató a los pocos minutos de llegar o más tarde. Tampoco sabemos si la violó antes de asesinarla”, enumera Florencia.
La fiscalía ordenó pericias para determinar si efectivamente existió un ataque sexual y busca establecer las comunicaciones previas entre la víctima y el acusado: el teléfono de Malena, por ahora, no aparece.
Mató a su novia y se fue a jugar al fútbol
En el momento de la detención, el personal de la Comisaría 1° de Ingeniero Budge secuestró de la casa de Chamorro un teléfono, ropa y un cuchillo con rastros de sangre.
Andrea ya buscaba a su hija y, al ver que esta no contestaba los mensajes, planeaba ir a la comisaría. En ese momento, un móvil policial se presentó en su casa y la mujer recibió la noticia de que Malena había sido asesinada.
Malena y Chamorro se conocieron hace cuatro años. “Al principio ella lo presentó como un amigo. Toda la familia lo conocía. Él venía siempre. Teníamos un problema y te puedo asegurar que él corría con nosotros y con la nena, que no era su hija”, evoca Florencia. Tiempo después, la pareja blanqueó el noviazgo.
Esta vez, el lugar elegido para un encuentro fue el hotel alojamiento ubicado en la calle Cosquín al 1800, partido de Lomas de Zamora. “Creo que ella no esperaba que él la matara. Pese a que yo vi una vez cuando la maltrataba en una fiesta, ella nunca contó que él le hubiese pegado. Y decía que no le iba a pasar nada, que él la quería mucho a Emma”, amplía la prima de la víctima, y cierra: “A ella, de hecho, no le gustaba que él tuviera tres hijos chicos y los viera poco y nada. ‘Vos tenés que criar a tus hijos’, le decía mi prima”.