En Chaco, el joven Pablo Onocko se valió de sus reflejos para no morir aplastado por un techo de cristal.
El muchacho, volvía a su departamento cuando el techo se vino abajo, presumiblemente a causa del fuerte temporal que se suscitó en la provincia.
Al verlo, el joven se hizo rápidamente a un lado evitando que el enorme vidrio cayera sobre él.