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El País #Solidaridad

Se resistió a motochorro, le dispararon escopetazo en la cara y quedó ciego: necesita operarse

El tratamiento chino al que Juan Silva necesita ser sometido consiste en inyectar células madre que le regeneren la retina. Uno de sus sueños es "poder conocer el rostro de su hijo de dos años", dijo.

Poder ver el rostro de su hijo de dos años. Ese es el sueño de Juan Silva, un joven rosarino de 27 años que quedó ciego por un desprendimiento de retina, al recibir un escopetazo en la cara en 2016, cuando se resistió a un intento de robo de su moto.

 

Desde entonces, su única esperanza, "en medio de la oscuridad en la que vive", según contó en diálogo con cronica.com.ar, es poder hacer un tratamiento en China que le devuelva la vista de al menos uno de sus ojos, pero para ello debe reunir 50 mil dólares. Todosporlavista es el alias de la cuenta.

 

El tratamiento chino que se convirtió en la meta de Juan, consiste en inyectar células madre que le regeneren la retina, pero tiene un costo de 50 mil dólares, por ende "si 40 mil personas donan alrededor de 400 pesos podrían llegar a la suma", dijo Marta Cafferata, mamá de Juan, en diálogo con este medio, quien aseguró estar preocupada por la depresión en la que está sumido su hijo.

 

"Estoy viviendo una pesadilla, de la que me quiero despertar, vivo en la oscuridad", contó Juan, quien antes del fortuito episodio que le cambió la vida para siempre, trabajaba como carnicero y llevaba una "vida normal".

 

 

El hecho ocurrió en el 2016. Juan tenía 20 años. Iba a la casa de su novia cuando a dos cuadras de su vivienda situada en la intersección de Tarragona y José Ingenieros, en el barrio de Fisherton, en la ciudad de Rosario, fue cruzado por dos motochorros que le arrebataron la vista.

 

En un intento de resistencia a ser asaltado, ya que la moto se la había regalado su papá hacía tan solo dos meses, Juan se bajó del vehículo como le ordenaron, pero arrojó las llaves a un domicilio. Ese acto impulsivo de  rebeldía contra la maldita inseguridad habría enfurecido a los delincuentes que sin mediar palabra le dispararon un escopetazo en la cabeza. La moto quedó tirada en el medio de la calle igual que él.

 

Los médicos le sacaron 18 perdigonadas del rostro provocadas por un arma de fabricación casera, y desde entonces Juan no ve. 

 

"Cuando los médicos del Hospital de Emergencias Clemente Álvaez (Heca) me dijeron que había perdido la vista se me vino el mundo abajo. Me querían amputar los ojos. Y yo lloraba y lloraba y preguntaba por qué”, relató el joven.

 

Desconsuelo. Angustia. Negación, y hasta un intento de suicidio fueron algunos de los sentimientos que lo invadieron durante los años donde se rehusaba a no ver para siempre.

 

“Pasé muchas cosas. Los primeros días me costaron un montón. Sufrí mucho, mucho. Se me cerraba el pecho y me faltaba el aire. No podía dormir. Me traspiraban las manos. Llegué a tener un intento de suicido”, contó. Incluso se negó a ir una escuela de no videntes y aprender a leer y manejarse en la oscuridad.

 

"Me costó mucho salir adelante, por eso me apoyé mucho en Dios", dijo. En medio de la "oscuridad" en la que vivía, que parecía no tener salida, tuvo un sueño que le devolvió algo de la paz que le habían robado. "Dios me decía que no esté mal. Me acuerdo que me desperté llorando con esas palabras: «no temas ni desmayes, mira hacia adelante que vas a volver a ver». Me aferré a esas palabras y voy a volver a ver”, relató.

 

Luego de diagnósticos "irreversibles", la noticia de que fue aceptado en una clínica de China para hacer un tratamiento, le cambió la vida.

 

Marta, su mamá, a través de Facebook, encontró la historia de Aarón –un chico que necesita el mismo tratamiento–. Es así que la mujer se puso en contacto con la madre del niño y luego se comunicó con el médico de China, al que le pasó la ecografía de su hijo, y así fue que lo aceptaron.

 

"Me despertaron mi hermana y mi mamá llorando; casi que me levantaron las dos a los gritos y me decían que me habían aceptado en China para hacer un tratamiento que me va a devolver la vista. Se me caían las lágrimas solas”, contó Juan.

 

En 2019 conoció a Daiana, "a quien define como el amor de su vida". Juntos formaron su familia y tuvieron a su hijo, Jowel, que hoy tiene dos años y tres meses, y de a poco Juan volvió tener esperanza. 

 

Su pareja, su hijo, y sobre todo la fe, constituyen los principales bastiones que lo mantienen firme hasta que su sueño se haga realidad.

 

"Cualquier colaboración suma, entre todos podemos hacer que Juan vuelva a sonreír y pueda conocer el rostro de su hijo que tiene dos años", expresó Marta.

 

Todosporlavista es el alias de la cuenta.

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