En las recientes elecciones, el voto en blanco ha logrado destacar, posicionándose en el cuarto lugar y mostrando un crecimiento significativo en comparación con las PASO de 2019. Más de un millón de votantes optaron por la opción del sobre vacío, expresando de esta manera su descontento y su búsqueda de alternativas en el panorama electoral.
Un total de 1.148.342 ciudadanos argentinos optaron por emitir un voto en blanco, representando un 50,75% de estos votos en la provincia de Buenos Aires, donde este descontento pareció ser más pronunciado. Esta cifra no resulta sorprendente, dado que en elecciones provinciales anteriores, el voto en blanco también había sido una alternativa atractiva para muchos votantes que no encontraron una opción que los atrajera en el cuarto oscuro.
Este fenómeno se manifiesta como un reflejo del enojo de una parte importante de la sociedad hacia la política tradicional. Aunque el precandidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, logró captar gran parte de ese sentimiento, otra porción del electorado optó por el voto en blanco como una forma de expresar su descontento con las opciones presentadas.
En comparación con las elecciones PASO de 2019, el voto en blanco ha experimentado un incremento considerable. En ese entonces, esta opción cosechó 882.633 sufragios, lo que significa un aumento significativo en la cantidad de votantes que eligieron esta vía para manifestar su insatisfacción.
Además del voto en blanco, también se registraron 293.041 votos anulados en las elecciones más recientes. Esta cifra representa un descenso en comparación con los votos anulados en las PASO de 2019, donde alcanzaron los 318.001 votos. Estos resultados demuestran una vez más que los ciudadanos están buscando formas de expresar su descontento con el sistema político tradicional y que el voto en blanco se ha convertido en una de las opciones preferidas para hacerlo.
