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Jorge García Cuerva asumió como el nuevo Arzobispo de Buenos Aires

La ceremonia comenzó a las 14 en el interior de la catedral mientras que afuera, en la Plaza de Mayo, se congregaron fieles porteños y grupos de jóvenes y estudiantes de diferentes parroquias.

En una ceremonia frente a la Plaza de Mayo, el nuevo arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, inicia este sábado su ministerio al frente de la diócesis que encabezó el propio Jorge Bergoglio hasta su elección como Sumo Pontífice en 2013.

 

El nuevo arzobispo porteño es hijo de Jorge Antonio García Cuerva, un odontólogo, comodoro retirado de la Fuerza Aérea Argentina, y de Graciela García Cuerva, docente; y es el mayor de cinco hermanos de una familia de clase media oriunda de la ciudad de Buenos Aires.

 

De la ceremonia en la Plaza de Mayo participan el Presidente Alberto Fernández, el canciller Santiago Cafiero, las ministras Kelly Olmos (Trabajo) y Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social); y los secretarios de Culto de la ciudad, Federico Pugliese, y de la Nación, Guillermo Oliveri.

 

La misa celebrada por el presidente del Episcopado, Oscar Ojea y obispos de todo el país, comenzó con la profesión de fe y el juramento de fidelidad de García Cuerva; y luego el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, le impondrá el palio arzobispal que le fue entregado por el papa Francisco.

 

En los últimos días, se conoció el emblema episcopal de García Cuerva que, con la frase “No apartes tu rostro del pobre”, está formado por cinco símbolos: la cruz, el báculo, la tierra, el techo de chapa -que refiere a las villas y la realidad de la pobreza- y la estrella.

 

“Yo quiero ser el pastor de todos, especialmente de aquellas ovejas más heridas, de aquellas ovejas que más sufren, especialmente de aquellos que se sienten excluidos, marginados y aquellos que sufren la cruz del dolor de la enfermedad”, dijo García Cuerva en sus primeras palabras tras ser conocida su designación.

 

“Es hermoso si crecemos como Iglesia del seguimiento, como Iglesia humilde que nunca da por sentado la búsqueda del Señor”, enfatizó. Y amplió: “Es hermoso si nos convertimos en una Iglesia en salida, que no encuentra su alegría en las cosas del mundo, sino en anunciar el Evangelio al mundo, para sembrar la pregunta sobre Dios en el corazón de las personas”.

 

 

Buenos Aires
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