Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyen mantener la distancia entre personas y evitar aglomeraciones, lavarse las manos con frecuencia y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, ya que las manos tocan superficies que pueden estar contaminadas.
Los expertos también señalan que lavarse las manos con jabón es mucho más efectivo que utilizar otros productos o geles desinfectantes. ¿Por qué?
El jabón desactiva el virus
Los virus no se consideran organismos por sí mismos, porque necesitan la célula de otro ser vivo para sobrevivir. Cuando penetran en la célula de un animal o un ser humano, se multiplican y expanden la infección por todo su cuerpo.
Aunque parezca un procedimiento complejo, los virus tienen una estructura muy sencilla: un núcleo de material genético que le permite multiplicarse, unas proteínas externas que le permiten engancharse a las células del ser vivo que infecta y una envoltura de grasa protectora.
Aquí es donde entra en juego el jabón: sus moléculas pueden disuelven la membrana de grasa y afectan la estructura del virus, que pierde la capacidad de adherirse a otras células e infectarlas.
Por su composición química, el jabón es más efectivo que otros geles desinfectantes creados a base de alcohol, que no disuelve tan bien la estructura del virus. El agua es el método menos efectivo.