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El País Aberrante

"Mi vecino me invitó a jugar a la Play y me violó, sangraba demasiado"

El abusador es tío de quien era su mejor amigo, y él se animó a contar la horrenda experiencia vivida.

"Fui violado por un vecino que me dijo que me prestaría sus videojuegos. Yo estaba feliz porque era la primera vez que jugaba con un PlayStation. Nunca imaginé que mi vecino me haría tanto daño", comienza diciendo en su relato la víctima.

 

"Después de una hora —de jugar—, me puso un trapo en la nariz y quedé inconsciente por varias horas. Recuerdo que cuando desperté me amenazó para que no dijera nada, de lo contrario me mataría a mí o a mi familia. Solo recuerdo que estaba sangrando".

 

Pasaron 15 años desde aquel salvaje episodio ocurrido en Guatemala, y él aún está afectado por ese hecho, que ocurrió cuando tenía seis años. Actualmente tiene 21, y hablar de nuevo es recordar el daño que el tío de su mejor amigo, otro niño de su edad, le provocó.

 

"Me sentía diferente porque es algo terrible que impacta a hombres y mujeres. Vivimos en una sociedad machista y no le pusieron tanta importancia. Fui creciendo, empecé a estudiar. Tenía problemas de aprendizaje, pero era por cuestiones del pasado, por la violación, porque me lo guardaba. Era un niño solitario, yo no era feliz", describe Miguel.

 

La violencia sexual no terminó con ese episodio, pues su hermano mayor "jugaba con él" agrediéndolo sexualmente (lo manoseaba). Miguel recuerda que empezaba a ver campañas contra el acoso en la televisión, por eso se animó a contarle a su mamá lo que pasaba. Al principio la progenitora le creyó, pero después lo ignoró.

 

"Eso me estaba incomodando demasiado, le dije a mi mamá que él me tocaba —su hermano—. Le advertí que si no hacía nada lo iba a denunciar. Ella se puso muy mal, se molestó. En el rato me creyó, pero después dijo que eran cuentos míos", relata Miguel.

 

A los 11 años, Miguel confesó a su familia que había sido violado, pero lo culparon y le dijeron que por "su orientación sexual" le había sucedido eso. A esa edad, Miguel también les dijo que era homosexual, por lo que no lo toleraron, lo enviaron a campamentos espirituales y hasta lo encerraron en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, pero un juez determinó que Miguel no necesitaba medidas de protección y abrigo, porque tenía familia que podía hacerse cargo de él.

 

"Cuando tenía 11 años les conté lo que me había pasado. Ellos —su mamá y sus hermanos— respondieron que por mi orientación sexual yo me lo había buscado. Fue un rechazo horrible, no me sentía cómodo en mi casa, me mandaron a campamentos espirituales para que me sanara, me sacara el demonio", relata.

 

El joven agrega que cuando volvió a su casa después de estar en el Hogar Seguro, fue rechazado por sus hermanos, que le advertían que debía comportarse "como hombre" y que no querían que se vistiera como mujer, a pesar que Miguel nunca quiso vestirse de mujer. En la iglesia a la que asistía también fue rechazado.

 

"Una vez, escuché a un señor que decía que si le daba la mano, probablemente lo infectaría de sida. Yo nunca había tenido relaciones sexuales con nadie, me habían violado, sin mi consentimiento", lamenta el entrevistado, que habló en entrevista después de tantos años para generar algo de conciencia en la sociedad, en un intento por lograr la tolerancia que tan a menudo les es negada.

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