Israel transita por estos días uno de los momentos más profundos y simbólicos de su calendario nacional: el Iom Hazikaron (Día del Recuerdo por los Caídos en Guerras y Víctimas del Terrorismo), seguido de inmediato por Iom Haatzmaut (Día de la Independencia). Dos jornadas unidas por un hilo emocional que entrelaza dolor y esperanza, memoria y renacimiento.
Este año, la conmemoración adquiere una carga aún mayor. Desde el último Día del Recuerdo, 316 personas más se sumaron a la dolorosa lista de 25.420 soldados y miembros de fuerzas de seguridad, y 5.229 civiles asesinados por la guerra y el terrorismo. En Raanana, por ejemplo, se recuerdan a 296 caídos, 55 de ellos desde el trágico 7 de octubre de 2023, cuando el ataque de Hamás reabrió una herida aún abierta, con 59 rehenes que continúan en Gaza.
La tradición marca que Iom Hazikaron preceda a Iom Haatzmaut para resaltar el vínculo directo entre el sacrificio de los caídos y la existencia del Estado. En esos minutos en que el país pasa de la solemnidad del duelo a la celebración patriótica, se vive un giro emocional único, en el que el recuerdo personal se mezcla con el orgullo nacional.
“Cada año se siente más la esencia de estos días”, reflexiona desde Israel Matías Daniel Mondschein, y añade: “Vivir aquí es experimentar la historia bíblica en cada paso. Es abrir la Torá y sentir cómo se conecta el pasado con el presente, es sufrir y reír al mismo tiempo. Esta tierra de leche y miel es un país que te da la posibilidad de volver a empezar”.
Israel ha enfrentado ocho guerras desde su creación en 1948, una historia marcada por desafíos existenciales. Pero también ha logrado forjar un modelo de resiliencia. “El plan divino no se detiene”, concluye Mondschein, con la convicción de que, a pesar de las amenazas, “Am Israel Jai, el pueblo de Israel vive”.
Matías Mondschein