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Deportes #Entrevista

"El ascenso al Nacional B en 1986 nos cambió la vida"

Juan Carlos Alurralde surgió en Central Córdoba y también jugó en Rosario. El repaso de su carrera.

Dejó todo y se entregó al máximo defendiendo la camiseta de Central Córdoba, club que lo vio nacer futbolísticamente y en donde tiempo después se convertiría en un referente. Además de haber jugado en el club de sus amores, pasó por Central Córdoba de Rosario, 9 de Julio de Rafaela, Sarmiento, Independiente de Beltrán y Vélez de San Ramón (club donde se retiró), entre otros. Era un mediocampista luchador y también marcó algunos goles importantes en su carrera. Jugó los primeros 6 años que estuvo el “ferro” en el Nacional B y se dio el gusto de ascender en dos ocasiones (1986 y 1998). Se trata de Juan Carlos Alurralde, más conocido como el “Jetón”, quien eligió Nuevo Diario para contar su gran trayectoria como futbolista. En la actualidad sigue ligado al “ferro”, aunque como entrenador de la primera división local y Sub-21.

 

 

– ¿Dónde y en qué año fueron tus inicios en el fútbol?

– Mis inicios en el fútbol fueron en 1983. Justamente el mismo día que cumplo años, firmé mi vínculo con Central Córdoba en ese entonces. Tuve una prueba un mes antes, no había vuelto, hasta que luego me vinieron a buscar y finalmente arreglé con el club en junio de ese año.

 

 

– Además de Central, ¿en qué otros clubes jugaste?

– Además de haber estado en Central Córdoba, estuve a préstamo en 9 de Julio de Rafaela, estuve dos años jugando el Nacional B para Central Córdoba de Rosario, pasé por Independiente de Beltrán, Sarmiento y me retiré jugando en Vélez de San Ramón, en 2003.

 

 

– ¿Qué es lo que más extrañas de tu carrera como jugador?

– Lo que extraña todo futbolista: el vestuario. Es ahí donde se viven grandes momentos y se arman lindos grupos como una familia y el trabajo diario con los compañeros. Quizás me veía más con ellos que con mis propios hermanos. También se extrañan los partidos, el día a día, la gente, hasta los insultos. Jugué 20 años al fútbol y tengo los mejores recuerdos.

 

 

– ¿Un compañero?

– Es una pregunta muy complicada. Tuve muchos amigos y la mayoría son como hermanos para mí. Nombrar uno es algo difícil. Hasta el día de hoy frecuento con varios, pero en ese momento fuimos inseparables con Omar Díaz, una gran persona, al igual que con Jorge Luna, Ramírez, mi amigo del alma “Hormiga” Paz, “Gringo” Asili, “Pinino” Ruiz y “Chaca” Paglioni. Es con ellos con los que mejor me llevé.

 

 

– Si tienes que elegir al mejor entrenador que tuviste, ¿quién sería?

– Tuve muchos entrenadores y de todos saqué cosas buenas. Pero el que más me marcó fue Alcides Merlo. Fue quien me dio la oportunidad de jugar afuera. Por todo lo que significó para mí, lo recuerdo con cariño, me enseñó muchas cosas. Siempre le fui leal. También los tuve mucho tiempo a Segundo Corbalán, Julio San Lorenzo y Leopoldo Jacinto Luque, quien además de haber sido técnico, era un ídolo.

 

– Está de más decir que los mejores momentos los viviste en Central Córdoba...

-Sí, por supuesto. Gracias a Dios, a los meses de haber firmado en Central, ya salimos campeones en sexta división, después en 1984 debuté en primera con tanto solo 16 años. También fuimos campeones del Apertura y el Clausura en el 85. Esa temporada perdimos una final con el gran equipo que tenía Güemes y que terminó jugando la Prelibertadores. En 1986, nos tocó ascender al Nacional B, y eso nos cambió la vida a todos. Fueron seis años maravillosos y de mi parte pude conocer el país y viajar mucho en avión gracias a Central. El cambio fue rotundo y estuvimos a la altura con mayoría de jugadores santiagueños. Tuve la suerte de haber sido el único jugador de Santiago en jugar en las seis temporadas de la B Nacional. También pude festejar los campeonatos locales de 1995 y 1997, y ascendimos al Argentino A en 1998.

 

 

– ¿Qué recuerdas de la gran final de 1986 que le ganaron a Mitre?

– Más que de la final, recuerdo el proceso y cómo se dio todo. Durante todo el torneo, estuvimos abajo de Mitre en la tabla de posiciones e inclusive de Güemes. Creo que Central le debe mucho al plantel de 1986 porque hizo mucho para llegar al Nacional B. Fue un torneo muy duro y logramos llegar a la última fecha con la misma cantidad de puntos que Mitre. Teníamos un plantel con jugadores de jerarquía y que lo integraban “Kuki” Barrientos, “Ruli” Salvatierra, “Loco” López, Mario Rivero, “Pollo” Roldán y Marcelo Barraza, entre otros. Uno estaba ahí, siempre compartiendo con ellos, alternando la titularidad y el banco de relevos. Había mucha ilusión y llegar a la segunda categoría engrandeció al club.

 

 

– ¿El partido que más te marcó?

– Fueron varios juegos complicados que tuvimos con Central Córdoba y en algunos me tocó andar muy bien. Pero creo que el partido contra Tigre por la permanencia en el Nacional B en 1991 fue de lo mejor. En el segundo tiempo los pasamos por encima y tuve una muy buena actuación. Después me acuerdo de una reválida con Güemes, que le ganamos en cancha de Mitre 3 a 1, en 1990. Convertí un gol y me sentí muy bien. Si hay algo que la gente recuerda de mí son las ganas que le ponía.

 

 

– ¿Un gol?

– Puede ser por lo que significaba en ese momento el que le marqué a Güemes. Y tengo otro que le hice a Chaco For Ever, que llegaba primero y nuestra cancha estaba llena. Y nunca me olvido del primer gol que anoté y fue al “Pájaro” Quiñonez, jugando frente a Central Argentino, en 1984. No fui de hacer muchos goles, pero me acuerdo bien de esos tantos porque fueron muy importantes.

 

 

– ¿Tu paso por Central Córdoba de Rosario también fue de lo mejor de tu carrera?

– Tuve momentos muy lindos en Central Córdoba de Rosario, donde jugué muchos partidos y tuve continuidad. Me fue muy bien y en el primer año, recuerdo que me perdí las finales por irme a Chile para jugar en Everton, que finalmente no se pudo concretar. Me quedé sin jugar los partidos decisivos ante Gimnasia y Tiro de Salta. Jugué mucho tiempo y tuve compañeros que después jugaron mundiales o en clubes grandes, como Silvio Carrario, Horacio Ameli, Gabi Caballero y el “Negro” Almirón. Fue una experiencia única. Me sentí muy querido por la gente.

 

 

– ¿Quién fue el jugador que más te impresionó por su calidad?

– En mi época había grandísimos jugadores y de gran calidad, como el “Pollo” Roldán, Omar Díaz, Walter Jiménez, “Cacho” Cardozo y Roger “Titiriti” Ruiz. Eran diferentes y me fijaba mucho en ellos. También me sorprendía mucho el “Coco” Ameli, en Rosario, porque era muy chico y no le temía a nada.

 

 

– ¿Un ídolo?

– Tengo tres: Pablo Díaz, Manuel Rojas y Juan Carlos Roldán.

 

 

– ¿Una anécdota?

– Tengo una que es para reírse. Fue antes de jugar contra Tigre, cuando estábamos en Capital Federal y debíamos viajar a Victoria. En medio del recorrido, nos dimos cuenta que nos faltaban tres jugadores del plantel y eran titulares: Omar Díaz, “Pinino” Ruiz y el “Pollo” Roldán. Se bajó un dirigente para volver al hotel y se dio con que los tres se habían quedado dormidos. Los esperamos hasta el último y llegaron justo para jugar. Pudimos ganar y tanto Ruiz como Díaz hicieron goles y se salvaron (risas). Es una linda anécdota.

 

 

– ¿Qué te genera como exjugador, como hincha y como trabajador del club, que Central Córdoba esté jugando en Primera?

– Me genera una alegría enorme. Lo que vivimos en los últimos tiempos con Central Córdoba fue único. Enfrentar a equipos de la talla de River en una final de Copa Argentina, a Boca aquí en Santiago o a San Lorenzo, es algo impresionante. Me tocó viajar a Mendoza como hincha y ver la final contra River. Me pasé todo el partido llorando junto a mi hija por tanta emoción. El último año fue hermoso, es un buen momento para el club y hay que aprovecharlo porque también hubo épocas malas. Y como trabajador del club, siempre quiero que siga creciendo Central y sobre todo el fútbol de Santiago. Que crezcan Mitre, Güemes y que salgan jugadores de Santiago. Soy un tipo al que le gusta el fútbol y tengo amigos que son hinchas de diferentes clubes. Quiero que al fútbol de mi provincia le vaya bien.

 

 

– ¿Te quedó alguna deuda pendiente como jugador?

– Creo que uno tiene el destino marcado. Quizás hubiese tenido ganas de jugar en Primera División y no se dio, pese a algunas oportunidades que se me presentaron. Di lo máximo de mí. Siempre recuerdo una frase de Armando Coronel (ex-Estudiantes) cuando le preguntaron por qué no llegó más lejos y su respuesta fue: ‘porque tenía que ser hasta ahí nomás’. Por eso agradezco hasta dónde llegué con el fútbol.

 

 

– ¿Cómo está compuesta tu familia?

– Está compuesta por mi esposa Marcela y mis hijos María Victoria, Juan Cruz, Guillermina y Ernestina, y mi nieta Alfonsina. Mi mujer es mi sostén. Le debo mucho a mis viejos (Vicente y Nelvi) y a mis hermanos.

 

 

– ¿Juan Carlos Alurralde es...?

– Una persona amable, que busca estar bien con la familia, los amigos y en su lugar de trabajo.

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