Tadeo Jiménez, pianista con discapacidad visual, brindó ayer un recital en las instalaciones de la Escuela Superior del Profesorado de Educación Artística (Espea) N° 1 Nicolás Segundo Gennero.
Tadeo, acompañado por Cira Estigarribia —en canto— y Valentina Mena —en chelo—, se presentó en la segunda muestra de repertorio musical de propia composición.
“El piano es mi vida”, aseguró el joven de 22 años, en diálogo con el equipo de Nuevo Diario.
La historia de Tadeo
Tadeo, sietemesino, sufrió retinopatía del prematuro por consecuencia de una mala praxis, en un hospital de la ciudad Capital.
Inés López Sayago, su madre, lamentó que “no haya habido forma de recuperarle la visión porque ha sido demasiado tarde cuando lo ha podido ver un oftalmólogo”.
Inés, que hasta ese momento trabajaba en diferentes rubros comerciales, debió renunciar para abocarse a su hijo. “Siempre estoy acompañándolo en todas sus necesidades y proyectos”, aseguró.
El primer teclado
A Tadeo, cuando era un niño, le regalaron un teclado “para que se distraiga”.
“Tenía una idea equivocada de que se le iban a borrar las huellas dactilares con el tema del rasgueo de las cuerdas de la guitarra”, recordó Inés. “Vamos a darle algo que no le dañe sus manitos”, fue la frase que primó.
Tadeo, por su parte, señaló que comenzó “de hurgueto” con el teclado.
“Soy autodidacta. Empezaba a tocar y trataba de sacar temas de películas. La primera fue Hakuna Matata (del Rey León)”, mencionó.
Anhelos
Tadeo cursa el Profesorado de Música, en la Espea. “Es un niño que ha nacido para esto”, consideró Estigarribia, una de sus docentes.
Un dato no menor: ni en la familia Jiménez ni en la Sayago López hay quienes se hayan dedicado a la música.
“La gran ventaja que tiene es que puede sortear cualquier tipo de obstáculo. Fluye, es músico. Sus capacidades son maravillosas”, agregó la catedrática.
Tadeo, quien advirtió que si le falta el piano sufre una “especie de abstinencia”, anhela con componer música para videojuegos; empero, es consciente de que para alcanzar su sueño debe irse a estudiar a Córdoba o Buenos Aires.
“Se me hace difícil por el tema de costearme el alquiler, tener un lugar donde estar, un ingreso... No conozco y me puedo perder fácil”, acusó.
Inés, en ese sentido, comentó que a su hijo “hay que acompañarlo” y “darle todas las herramientas para que se desarrolle y sea un gran artista”.
Una pasión
Tadeo no dudó en afirmar que el piano “es una pasión”.
“Si no tengo un piano, me siento triste, me siento solo, me siento abandonado. Mis peores temores son lastimarme las manos o los oídos. El piano es mi vida”, concluyó.